MADRID.- El Partido Popular se venía oliendo un adelanto electoral en Andalucía desde hace tiempo. Por eso debieron de pasar de pedirle en 2014 a la presidenta de la Junta, Susana Díaz, que adelantase las elecciones por la situación insostenible de su Gobierno de coalición con IU -decían- a criticar el adelanto que ahora parece inminente.

Sin embargo, y aunque pudiera creerse que la política es así; que la cuestión es llevar la contraria -a pesar de las hemerotecas-, lo cierto es que la situación del PP en Andalucía no ha mejorado nada desde que Mariano Rajoy dejó en evidencia a María Dolores de Cospedal, la secretaria general que en febrero del año pasado ya tenía candidato elegido (José Luis Sanz, alcalde de Tomares, Sevilla, y número dos del PP andaluz, entonces liderado por Juan Ignacio Zoido); que ya había convocado a la Junta Directiva para anunciarlo, y que tuvo que tragarse el sapo de acudir a Sevilla con la orden de Rajoy de pararlo todo y convocar el Congreso autonómico sin candidato designado. Era, además, la segunda vez que el líder del PP paraba la designación de Sanz, filtrada a los medios desde hacía tiempo.

El candidato, de hecho, lo eligió Rajoy y el PP lo anunció seis días después: era el malagueño Juanma Moreno, secretario de Estado de Asuntos Sociales en el Ministerio de Sanidad entonces dirigido por Ana Mato. Un hombre de Soraya Sáenz de Santamaría y de Javier Arenas, admitieron todos. Es decir, una batalla perdida de Cospedal frente a su rival en La Moncloa, la vicepresidenta, y su otro rival en el partido, el vicesecretario general de asuntos territoriales en el PP, cuyas diferencias con la presidenta de Castilla-La Mancha son un secreto a voces en la calle Génova.

"El que manda en el PP de Andalucía ha sido y es Arenas", aseguran los conservadores

Moreno consiguió los avales para ser candidato en un día y nadie se enfrentó a él, así que fue el candidato ganador sin batalla. Con Rajoy (y Arenas) satisfechos, parecía que el PP iba a volcarse en un territorio cuya gobernanza se le resiste casi por tradición y del que Arenas desistió de ser presidente en 2012 tras ganar la Junta a José Antonio Griñán pero no acceder al Gobierno por carecer de mayoría absoluta. Con todo, y aunque en 2012 también cedió el liderazgo del partido al alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, dicen los conservadores, "el que manda en el PP de Andalucía ha sido y es Arenas".

Abandono del PP andaluz

La sensación predominante es la de que ni Rajoy, ni Cospedal, ni el resto de la cúpula del PP se volcaron con Moreno más allá de las visitas de cortesía de los dirigentes y ministros andaluces (Fátima Báñez, titular de Empleo, y Cristóbal Montoro, de Hacienda, sobre todo), que con sus declaraciones siempre han dejado poco hueco a la presencia mediática -más allá de la foto- del líder del PP en Andalucía.

El PP habla de un líder que no quería serlo (Zoido), un líder que quería y no fue (Sanz), un líder impuesto desde Madrid (Moreno) y el líder que lo es sin serlo (Arenas)

Ahora, con unas encuestas demoledoras para su partido, Rajoy tratará de arreglar esa ausencia en pocos meses, sea el adelanto electoral para marzo o sea para el verano. De momento, el presidente del Gobierno presentará en la capital a Juanma Moreno, en un desayuno-coloquio organizado por Nueva Economía Fórum el próximo miércoles.

Mientras, conservadores andaluces critican en privado el "desastre" que ha sido la sucesión de Arenas, con un líder que no quería serlo (Zoido), un líder que quería y no fue (Sanz), un líder impuesto desde Madrid (Moreno) y el líder que lo es sin serlo (Arenas). Los reproches suenan resignados, como si creyeran que su situación no tiene remedio.