Las duras historias de quienes ayer vivían como nosotros
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Una mujer, acogida en un hotel madrileño, nos cuenta el duro momento en el que se despidió de su marido en la estación de Kiev. Se fue con sus dos hijas rumbo a España y él se quedó para trabajar como médico. Nika en Santiago está pediente de su familia biológica ucraniana. A ella la adoptaron hace unos años y ahora quiere traer a todos los miembros de su familia biológica que quieran. Mientras, Lidia, con su hija y sus dos nietos, ha llegado a Sevilla desde Járkov. Ha dejado una de las ciudades más castigadas por la invasión rusa. Con la preocupación de cómo estarán los que allí se quedan. Son algunas de la duras historias de los cientos de refugiados que están llegando a nuestro país. -Redacción-
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