Opinión · A ojo
Justicia
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En la conferencia que se celebró en Londres sobre el futuro de Libia participaron cerca de 40 países, menos Libia. Ni la mitad del país que dicen controlar los rebeldes alzados contra el coronel Gadafi, ni la otra mitad, que por lo que se informa sigue fiel al dictador. En el terreno prosiguen los combates y los bombardeos. Pero ya los participantes de la conferencia de Londres discuten sobre si Gadafi debe ser o no llevado a juicio por crímenes de guerra ante la Corte Penal Internacional.
Lo cual es prematuro. Porque lo de la justicia internacional para criminales de guerra suena en principio muy bien, desde el punto de vista de la justicia. Pero no es fácil de llevar a la práctica desde el punto de vista de lo internacional. Ni aún en el caso de que se pongan de acuerdo 40 países. Porque falta uno más: el directamente interesado. Para juzgar a un jefe de Estado es necesario derrocarlo primero. Y aún así la cosa no es pan comido. Hay que ver la que se le vino encima al juez Baltasar Garzón cuando quiso que se juzgaran los crímenes del franquismo español, que ni siquiera a los 35 años de muerto el viejo dictador ha sido derrocado. Y Al Bashir, el previamente condenado dictador del Sudán, sigue ahí. Y otros cuantos. El serbio Milosevic se les murió a los jueces literalmente entre los dedos, antes de que tuvieran tiempo de condenarlo a muerte. ¿Y George Bush?
Suponiendo sin embargo que el coronel Gadafi termine derrocado por los rebeldes respaldados por los bombardeos de la OTAN, y que sea llevado a juicio, ¿qué hay que hacer con los rebeldes? ¿Llevarlos a juicio a ellos también?
Porque en los primeros días de la sublevación salió Gadafi a decir que detrás de ellos estaba la mano de Al Qaeda. No la mano de las potencias de Occidente, sino la del enemigo declarado –y, según nos dicen, principal– de las potencias de Occidente. Y ahora, en testimonio rendido en Washington, así lo corrobora con cierto incómodo apuro nada menos que el comandante en jefe de la OTAN, el almirante norteamericano James Stavridis.
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Y suponiendo que se juzgue al coronel Gadafi, y también a los alzados en armas contra él, ¿qué hay que hacer con los de la coalición internacional que primero apoyaron al uno y luego a los otros?
No creo que la conferencia reunida en Londres vaya a tomarse la molestia de explicarlo.
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