Opinión · Puntadas sin hilo
Los sarcasmos del PP
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¿Ustedes conocen a alguien con más caradura política que María Dolores de Cospedal? Desde que el PP era el partido de los trabajadores, pasando porque España era un Estado policial con el PSOE, o por sus cuatrisueldos, hasta afirmar ahora que ‘el PP trabaja sin descanso contra la corrupción’, no se ha visto a nadie con más cinismo ni rostro tan pétreo. Probablemente la eligieron por esto. Como punta de lanza y máscara de lo que el partido significa.
Si se preguntara a los españoles en referéndum su opinión sobre las prácticas corruptas del PP, probablemente el 95 %, - por tanto sus simpatizantes incluidos - diría que todo es cierto, lo de los sobresueldos, las dobles contabilidades, gürteles, autonomías y abundantísimos demás. Y sin embargo se lo consienten y les siguen votando. Es uno de los misterios de la democracia española. El PSOE pagó con cárcel y votos sus corrupciones y desmanes, pero éstos se limitan a un “no es deseable que cosas así vuelvan a suceder”, sin castigo penal, social o electoral, y encima se constituyen en adalides de un gran pacto nacional contra la corrupción perdonados sus pecados. Son maestros en el arte de mentir y en el arte de zafarse de responsabilidades, todo está superado y olvidado. Luchan contra la corrupción, dicen, cuando tienen los juzgados llenos de militantes, que, naturalmente, la niegan. Desaparecen los discos de ordenadores, borran veinte años de historia, y encima se atreven a acusar a los demás. ¿Quién les cree, quién que no sea un fanático puede creerles? Al PSOE le niegan el pan y la sal en la recuperación de su credibilidad, pero la de ellos se salda con una frase. Aunque firmasen ese pacto, los españoles no les creerían. El PSOE ha tenido que remozarse, y aún está en el alero su recuperación, y ellos se perdonan a sí mismos y deciden continuar. No tienen la gallardía de marcharse. Veremos si los ciudadanos la tienen para echarlos. “Los otros son peores”, dicen. Cierto. Con el matiz de que “los otros” son ellos. No hay nadie peor que el PP en el panorama político. Solo cuando no quede ni uno, la democracia española podrá comenzar a regenerarse. Solo cuando Cospedal, esta Mafalda de la ignominia, desaparezca, el PP se legitimará para que creamos lo que nos digan. Solo cuando su valedor Rajoy, Popeye sin espinacas, pirómano camuflado, jefe de alienígenas, se haya ido, la derecha española dejará de humillar, con sus sarcasmos, sus mentiras, sus manipulaciones y sus promesas incumplidas, a los ciudadanos de buena voluntad e ingenuo candor. Mientras esto no ocurra, España será un estercolero político.
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