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Opinión · Puntadas sin hilo

Mimbres o la virtud en el término medio

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Habida cuenta de los resultados electorales, y no de nuestras apetencias,

Ante el rechazo al Partido Popular por el destrozo causado a España como consecuencia de su corrupción, del aumento de la desigualdad entre los españoles, y de sus políticas restrictivas en materia de libertad y educación,

Teniendo en cuenta que unas nuevas elecciones, de probables resultados similares, demostrarían la inmadurez de nuestra democracia,

Creo que lo más sensato, acertado y lo que en realidad garantizaría un Gobierno estable sería, es, un acuerdo entre PSOE, Podemos y Ciudadanos, y también con IU y Compromís, que reuniría más de doscientos escaños.

Sin agresiones, todos cederían algo y ninguno se vería perjudicado. Nadie saldría herido, nadie quedaría disminuido. Es más, probarían su sentido de Estado por encima de sus intereses de partido.

El PSOE, renovado y sin sus viejos jefes, tendría legitimidad para encabezar el Gobierno, siempre y cuando mantenga el equilibrio y el respeto a los demás grupos y sin imponer su programa de máximos.

Podemos, mi querido Podemos, como forma de dejarse la piel para conseguir un gobierno de cambio y progreso, debería aceptar las peticiones del PSOE en lo referente al referéndum, a la propuesta de gasto exagerado, y de adscripciones ideológicas de los organismos públicos. Por supuesto que podría-debería entrar en el Gobierno con la Vicepresidencia que reclama pero modulando sus competencias para no entrar en fricción permanente con la Presidencia. Y con las carteras ministeriales que se considerasen razonables tras la negociación. De esta manera creo que Podemos no perdería fuerza y contribuiría seriamente a la gobernación de España sin cesiones ni aceptación de imposiciones extremas, y sus posibilidades futuras de asaltar pacíficamente los cielos permanecerían intactas.

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Ciudadanos también demostraría su sentido de Estado, que la acusación que pesa sobre el partido de ser sucursal del PP es falsa, su defensa del buen orden democrático, y a su elección quedaría entrar en el Gobierno o simplemente apoyarlo. Sus cesiones quedarían compensadas con sus exigencias admitidas, y sus perspectivas futuras no solo quedarían consolidadas, sino aumentadas,

Unidad Popular-IU y Compromís serían buenos compañeros en la consecución de una salida digna del atolladero.

Un acuerdo sin Podemos o sin Ciudadanos sería un acuerdo condenado al fracaso.

Puede parecer el cuento de la lechera, se puede argumentar que en política la ingenuidad y las buenas intenciones no cotizan, pero se puede contraargumentar que si los mimbres no se engarzan el cesto no se fabrica y el desaliento se hace crónico y da lugar a la indignidad de la política y a la perpetuación de la amenaza y de la realidad de la más grosera injusticia social.

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