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Opinión ·

¿Hemos matado a Errejón?

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¿Hemos matado a Errejón?

El País publicó hace unos días un artículo llamado "Linchamiento" donde se afirmaba que lo que las feministas habíamos hecho con Errejón era darle una "muerte social". Que ni el castigo más duro de un juez podría equiparar lo que habíamos hecho con Errejón, quien iba a tener un futuro absolutamente indigno, depresivo e incluso muy precario, ya que jamás encontraría trabajo. ¡¿Quién iba a contratar ya a Errejón y arriesgarse a que lo matáramos como a él?! Lo más gracioso es que los firmantes se consideran a sí mismos también feministas. Claro, si hasta Bertín Osborne lo es.

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Luego salió otro artículo, y luego otro escrito, y luego un vídeo de una influencer, y luego... espacios que no voy a enlazar porque nos le daré la audiencia, eso sí, siempre firmados por varias personas, en su mayoría hombres. Hemos llegado a leer artículos y visto vídeos de autoproclamadas feministas de repente, que dicen no creer a las víctimas. Hemos visto incluso a mujeres conocidas que apoyan el 8M, horrorizarse porque... qué forma es esta de denunciar y explicarnos que hay que pasar por comisaría, como dios manda. Incluso las y los hay que no creen a Elisa Mouliaá porque, aunque ella sí denunció la agresión como dios manda -en comisaría-, confesó que el capítulo Errejón en su vida le había afectado nada y que había seguido con su vida desde el primer día (con toda la poca vergüenza, vamos). De alguna manera, ninguno de esos artículos (dos de ellos, por cierto, publicados en El País, tu periódico progresista y feminista de confianza), posts, escritos y manifiestos piensan en las víctimas.

Ni palabras de consuelo para ellas ni mención el linchamiento que han sufrido por denunciar a Errejón. Y, a las que han dado la cara, no les han hecho ni una triste lectura del porvenir, como sí le han hecho a él. Ni Elisa Mouliaá ni Aída Nízar van a sufrir ningún tipo de muerte social, por lo visto, de precarización, de estrago. De hecho, de que Errejón le agarró el culo a Aída Nízar ha dudado hasta una parte de quienes sí creen a Elisa. ¿Por qué? Pues te lo explican tan campantes: porque Aída Nízar es de derechas y/o está "loca". Se ve que al final sí hay mujeres que están protegidas del acoso y de las agresiones sexuales: las fachas y las histriónicas. Bueno es saberlo. "Yo sí te creo, hermana, pero".

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Aunque vamos ya a lo verdaderamente importante aquí, que siempre ha sido el denunciado: hemos quedado en que hemos tuiteado tan fuerte, que no solo lo hemos deprimido y dejado sin blanca, no solo hemos sido más duras que cualquier pena de prisión de cualquier juez, es que además lo hemos matado. Mismo relato que durante el #MeToo, por otro lado, nunca llegué a leer lo de la "muerte social", pero se ve que con Errejón hemos tuiteado más y con más mayúsculas que durante el #MeToo.

¿Y qué pasó con los "cancelados" del #MeToo? O con todos esos pobres hombres que por un desliz tonto fueron fulminados de la faz de la Tierra por malvadas mujeres que los dejaron sin trabajo, arrasaron sus poblados y acabaron con sus familias. Vamos a echar un vistazo a qué fue de ellos... los perjudicados por las denuncias e incluso condenas por agresión sexual:

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  • Donald Trump: A pesar de haber sido declarado culpable de abuso sexual y difamación en el caso de la escritora E. Jean Carroll y de confesar que por ser famoso puede cuando quiera "coger a las mujeres por el coño", acaba de ser reelegido nada menos que presidente de los Estados Unidos.
  • Plácido Domingo: El tenor español enfrentó múltiples acusaciones de acoso sexual. Poco tiempo después retomó su agenda artística y continuó presentándose en escenarios nacionales e internacionales. La primera actuación en España tras las acusaciones, por cierto, la organizó una fundación de Cruz Roja.
  • Harvey Weinstein: El productor de cine fue condenado por delitos sexuales y sentenciado a 23 años de prisión. Sin embargo, en abril de 2024, el Tribunal de Apelaciones de Nueva York anuló su condena debido a irregularidades en el juicio. Si sigue en prisión es por otra condena.
  • Woody Allen: A pesar de las acusaciones de abuso sexual infantil que pesan en su contra desde hace décadas, el director ha continuado produciendo y dirigiendo películas, colaborando con actores y actrices de renombre. Durante todo ese tiempo, y sigue ocurriendo aunque a menor escala después del #MeToo, se creyó la versión del SAP (síndrome de alienación parental, inventado por un pederasta, sin base científica) que se ha usado en tantos juicios contra madres cuando las criaturas denunciaban abusos por parte de sus padres. Pesó la versión absolutamente misógina e ingestionable de que son las madres quienes adoctrinan a sus criaturas para que se aprendan un relato consistente de cómo y cuándo sus padres abusaban de ellas. En este caso, la adoctrinadora fue Mia Farrow, claro, y el pobre acusado inocente, Woody Allen. Aquí hablamos de un documental sobre los abusos de Allen.
  • Luc Besson: el director francés de películas como "El quinto elemento" fue acusado de violación y acoso sexual por varias mujeres. Sigue haciendo películas.
  • Bertrand Cantat: el cantante francés, fue portada de una revista musical por el lanzamiento de un nuevo disco. Había asesinado a su mujer, pero hay que separar al artista de la obra.
  • Louis C.K.: El "comediante" estadounidense admitió las denuncias de varias mujeres de "conductas sexuales inapropiadas", que es el eufemismo para decir que se sacaba el pene y se masturbaba delante de ellas quisieran o no. Fue en 2017. En 2020 lanzó el especial de comedia "Sincerely Louis C.K.", que le valió un premio Grammy en 2022. Además, en 2023 realizó una presentación con entradas agotadas en el Madison Square Garden.
  • James Franco: afamado actor y director acusado de abusar de dos alumnas de interpretación. Franco sigue trabajando detrás y delante de las cámaras.
  • Chris Brown: el cantante ha enfrentado múltiples acusaciones de violencia machista y abuso, incluyendo el caso conocido con Rihanna, a quien le propinó una brutal paliza. Sin embargo, su carrera musical sigue activa y llena estadios, con éxitos en listas globales.
  • Dustin Hoffman: este actor tampoco necesita presentación. Fue acusado por varias mujeres de acoso y abuso sexual, dos de ellas menores. A día de hoy continúa trabajando tanto en el teatro como en el cine.
  • Michael Douglas: Otro que se presenta solo. Acusado de acoso sexual, lejos de perder su relevancia, sigue siendo invitado a grandes proyectos, como las pelís de Marvel.
  • Tupac Shakur: el rapero condenado por una violación descrita por el juez como "brutal" sigue vendiendo camisetas con su cara y nombre como churros incluso ya muerto. Se pueden encontrar en Bershka, Zara, Pull and Bear, Primark, Stradivarius, CyA, Snipes, H&M, Cropp, Lefties, Kiabi, Footlocker, EMP... También marcas de ropa hip-hop y urbana como Doctor Fli, Mister Tee, Urban Classics, Makaveli y Defshop. También tenemos incluso funkos que se venden en la tienda, atención de Correos. Y también lo hacen en Cotton Division, titulares de la licencia de los Juegos Olímpicos de este año.

La lista es eterna, irreproducible en un artículo. Los colaboradores son incontables. Dejan clarísimo que la llamada "cultura de la cancelación" no existe cuando hablamos de hombres agresores. Funciona con mujeres, ahí la cosa va rodada, evidentemente, porque el sistema opera para quien opera.

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Y mientras las víctimas cargan con el peso de su trauma, el silencio y el estigma, ellos siguen disfrutando de influencia, dinero y poder. Ahí están, en todas partes: en las presidencias de los gobiernos, en las tiendas de ropa -donde supervivientes de agresiones sexuales trabajan doblando camisetas, camisetas con caras de otros violadores-, están en los escenarios, están recibiendo premios, ganando Grammys, rodando películas, poniéndole voces a personajes de animación, están enriqueciéndose, viviendo la vida y disfrutando de la admiración, aplausos y cariño de la sociedad.

Errejón no acabará pidiendo por la calle ni viviendo debajo de un puente. Errejón ni siquiera va a acabar en la caja de un supermercado (cosa que yo he hecho y que creo que le vendría muy bien, por cierto, porque mucho hablar de "la gente" y "el pueblo" pero nos ha visto poco). La "muerte social" para los hombres no existe, como tampoco existe la justicia para las mujeres. Quien niega esto, o bien tiene mucho miedo, o bien muy poca vergüenza. O quizás, por qué no, ambas cosas.

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