Opinión · Buzón de Voz
Los tienen cuadrados (los argumentarios)
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Los tienen cuadrados, sí, pero se equivoca quien piense que se trata de una improvisación o un ataque de indignación democrática. Los estrategas del Partido Popular no se fían de que la recesión económica y el paro sean motivos suficientes para una victoria contundente el próximo domingo. Confían, sí, en una abstención cercana al 60% del censo, y en una mayor movilización de sus huestes que de las bases socialistas. Pero las últimas encuestas van estrechando la diferencia, y a estas alturas no se puede consentir que la cosa termine en empate técnico. ¿Qué sería entonces de Rajoy, cuando sus “aliados” mediáticos y hasta Esperanza Aguirre han situado nada menos que en diez puntos el margen que exigen para no defenestrarlo?
Los tienen cuadrados, sí... los argumentarios de campaña. En la primera fase se trataba de convencer al votante de que Zapatero es el único responsable de la crisis económica, además de un mentiroso compulsivo que ganó las últimas elecciones generales prometiendo el pleno empleo a sabiendas de que la economía española se despeñaba por el precipicio. Por aquellas mismas fechas, el PP prometía en su programa crear 2.200.000 empleos, pero no mentía. Obviamente, de haber ganado las elecciones, entre Manuel Pizarro y Cristóbal Montoro hubieran evitado el estallido de la burbuja inmobiliaria y la quiebra de Lehman Brothers. Esa primera fase incluía el debate del estado de la nación, en el que no hacía ninguna falta ofrecer alternativas para salir de la crisis. Bastaba con restar toda credibilidad a las medidas que propusiera Zapatero y aprovechar la soledad parlamentaria del PSOE haciendo cuña con esos malvados nacionalistas empeñados en romper España.
Los tienen cuadrados, sí... los argumentarios que le dan a Mayor Oreja para entrevistas y debates. En unas declaraciones a TVE que duraron cuatro minutos largos, mencionó en 29 ocasiones los “cuatro millones largos de parados”. Más largo fue el debate del martes pasado con el candidato socialista, López Aguilar, así que ya no hubo forma de contabilizar las veces que Oreja se erigió en voz de los cuatro millones de parados.
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Triple salto mortal
Los tienen cuadrados, sí... quienes preparan los argumentarios de los dirigentes socialistas. Ni Zapatero en el debate sobre el estado de la nación ni López Aguilar en su cara a cara con Oreja hicieron una sola mención del caso Gürtel, los trajes de Camps, las tramas de espionaje en la comunidad de Madrid, el desfile de imputados por presuntos cohechos, las sospechas judiciales sobre el mismísimo tesorero del PP... Nada. Sobre el escándalo absoluto que afronta con una prepotencia insuperable el PP de Madrid, lo más ingenioso que se ha escuchado desde las filas socialistas se lo escribió algún asesor sabio al secretario general del PSM, Tomás Gómez: “El Titanic se hunde y Rajoy toca la lira”. Lo mismo un día Roma vuelve a arder y Nerón toca el violín.
Los tienen cuadrados, sí... porque alguien en el PSOE se ha empeñado en copiar a Obama como Obama copiaba a los guionistas de “El Ala Oeste...”, así que ahí va una campaña “en positivo”, “ilusionante”, “optimista”, de “brotes verdes”... Se trata de movilizar a las bases de la izquierda lo justo para obtener un resultado digno el
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7-J pese a la que está cayendo. Y confiar en que el dato de paro que se conocerá esta semana demostrará que “lo peor ya ha pasado”.
Y entonces aparece la segunda fase de la campaña del PP, cuyo eje consiste en dar la vuelta a la tortilla, hacer añicos el espejo, poner el mundo al revés. Rajoy se planta en Castellón; a su derecha Camps, el de los trajes; a su izquierda Fabra, el de las gafas negras imputado por seis delitos. Parecían los tres crucificados silbando en la escena final de La vida de Brian.
Los tienen cuadrados, sí... porque Rajoy acusa a Zapatero de nepotismo y derroche por usar para actos de partido el mismo avión militar que Aznar usaba para actos de lo que fuera. Soraya Sáenz de Santamaría hace además las cuentas: cada viaje de campaña de Zapatero “nos cuesta a los españoles 3.000 euros”. Qué razón tiene. A partir de ahora, en cada campaña, sea quien sea el presidente, ya puede reservar por Internet con antelación billetes en Ryanair para él y para toda la escolta. O, mejor, que El Pocero le preste su avión privado. Ya se le devolverá el favor.
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Los tienen cuadrados.
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