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Opinión · Ciudadanos

Superar el cosquilleo del pie en el acelerador

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DAVID MIRÓ

Yo también era de los que pensaba que no podría conducir a 80 km/h por una autopista por donde habitualmente lo hacía a 120. Al principio me costaba, el pie me temblaba, la cara se me crispaba y lanzaba miradas de odio a través del parabrisas que eran correspondidas por otros conductores igual o más tensos que yo.

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Pero hoy puedo decir que he superado el virus de la velocidad que todos tenemos inoculado. Una adicción superable, con un periodo de mono que en mi caso duró más o menos un mes.

Un día coges el coche y, como por arte de magia, los músculos se destensan, la música te acompaña y tú fluyes por la carretera ajeno al cosquilleo en el pie que antes te martirizaba.

No digo que no falte camino por recorrer, medidas por aplicar e infraestructuras por mejorar, pero el primer paso es vencer el virus. Y eso lo tenemos que hacer cada uno de nosotros.

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