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Opinión · Ciudadanos

El problema del PP catalán

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DAVID MIRÓ

En 1980 la CiU de Jordi Pujol obtuvo una inesperada victoria en las elecciones catalanas gracias, sobre todo, a la aportación de unos 300.000 votos que provenían de la UCD. De ese trasvase de sufragios y de la llegada al poder del centroderecha nacionalista nacen todos los problemas del PP catalán. A partir de ese momento los populares catalanes (entonces de Alianza Popular) han intentado mil y una fórmulas para recuperar aquellos 300.000 votos que, casi 30 años después, no han salido del redil nacionalista.

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Desde entonces el PPC ha vivido en su exiguo espacio, en el extrarradio del sistema político catalán, como una minoría esencialista, fuertemente ideologizada y combativa, casi antisistema. Nada que ver con el sur del Ebro o el centro peninsular, donde el PP representa el poder establecido de una manera ‘natural’.

Por eso una persona tan meliflua como Josep Piqué no tenía ningún predicamento entre una militancia entregada a los Acebes y Zaplana, auténticos héroes para ellos.

La historia del PPC es la de una disyuntiva entre unos principios que le condenan al ostracismo y la voluntad de ser partido de gobierno, de ser ‘normales’, como el resto de sus compañeros.

En el fondo se trata de optar entre representar sólo a una minoría, la derecha españolista, o intentar agrandar su espacio a riesgo de perderlo todo. No es fácil. Ni un tipo tan listo como Piqué lo consiguó.

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