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La verdadera historia de España

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Últimamente se habla mucho en nuestros medios de comunicación de la historia  de España. También son frecuentes las alusiones en las redes sociales, a esta Historia de España con H mayúscula que se concentra en un periodo muy concreto, el de la Reconquista y la llegada a América. Como empieza a ser habitual, se aborda este tema con mucha trivialidad y polarización. Los conquistadores españoles a los que conocemos por los textos de aquella época, que tienen más de cinco siglos, son héroes o villanos, que salvaron o destrozaron la sociedad de su época. La polémica es perfecta para debates de bar, y ahora también de televisión. Parece que todo el mundo se sabe perfectamente la vida de Pelayo, Colón o de Hernán Cortés y conoce todos los detalles de cómo transcurrió ese momento de la humanidad.

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Sería interesante aprovechar esta ola de interés por nuestra historia y recordar con el mismo cariño todas las grandes conquistas e intercambios que han ayudado a componer nuestra maravillosa y diversa nacionalidad. Deberíamos, por ejemplo, celebrar todos los años la entrada de los Omaya por Gibraltar. Fue el 27 de abril de 711. Con ellos llegaron el arroz, el algodón o la berenjena. También llegó el papel, la numeración arábiga, el molino de viento o instrumentos para observar el universo como el astrolabio. La bicicleta, la guitarra, la flauta, el turrón, el riego y una larga lista de cosas sin las que no sabríamos vivir hoy. Es decir, que sin ellos, no tendríamos en nuestro país cosas tan importantes como la paella, el flamenco o los molinos del Quijote. Pero lo más importante es que fueron ellos los trajeron a la península la brújula y la pólvora, que serían absolutamente claves para cruzar el Atlántico y conquistar las tierras del Nuevo Continente.

La verdad es que si nos pusiéramos históricos y festivos de verdad, tendríamos también que celebrar todo el legado de los romanos, de los griegos o más adelante de los franceses. Y de hecho, al celebrar fechas clave históricas relacionadas con la llegada a América, deberíamos hacerlo incluyendo todo lo que nuestra cultura debe a ese continente. Desde productos como el tomate, el café, el chocolate, la calabaza a animales como el pavo y cosas tan curiosas como el chicle. Y a día de hoy el aporte cultural de la América Latina sigue a través por ejemplo de la música o la gastronomía.

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De modo que sí, celebremos la Historia, pero hagámoslo con justicia y equidistancia. Celebremos nuestra diversidad y el orgullo de ser una amalgama de culturas y orígenes, de colores y acentos. Eso es España, su cultura y su historia. Y a mucha honra.

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