Opinión · Con negritas
La nueva Vueling entierra a Clickair
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Tres meses han bastado para que la fusión entre Vueling y Clickair se consume. Como estaba previsto, será una fusión por absorción. Eso significa que, cuando el acuerdo entre en vigor, Clickair desaparecerá del mapa. Todos sus activos, incluidos los aviones, pasarán a manos de Vueling, que conservará la marca y cuyo presidente, JOSEP PIQUÉ, seguirá siéndolo de la sociedad resultante.
La condición de socio mayoritario no corresponderá, pese a todo, al actual accionista de referencia de Vueling: Inversiones Hemisferio. La sociedad de la familia LARA será titular de alrededor de un 15% del capital, frente al 45% de Iberia, que paradójicamente fue uno de los promotores de Clickair.
La creación de esta compañía, con la que FERNANDO CONTE quiso que Iberia metiera la cabeza en el segmento de bajo coste, ha resultado un fiasco, si bien el tiempo con que ha contado para despegar ha sido escaso. Clickair empezó a operar en otoño de 2006; hace, por lo tanto, menos de dos años.
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La fusión se produce antes de que haya conseguido equilibrar sus resultados. Aunque no existen datos oficiales, se calcula que Clickair perdió el pasado ejercicio 50 millones de euros. A Vueling, cuyo primer vuelo data de julio de 2004, le fue aún peor: tuvo unos números rojos cercanos a los 65 millones en su tercer ejercicio completo.
Las dos compañías afrontan, pues, su fusión desde una posición complicada, que el brutal encarecimiento de los carburantes no ha hecho más que agravar. Puede que el matrimonio les ayude a salir adelante, pero de sobra es sabido que la suma de dos debilidades no da lugar necesariamente a una fortaleza.
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Por otra parte, el matrimonio es, de entrada, muy ventajoso para Iberia, bajo cuya influencia va a quedar la tercera aerolínea española y la primera en el segmento del bajo coste. Eso le va a proporcionar una posición privilegiada en los cielos, que desde el punto de vista de la competencia hubiera sido difícilmente digerible si llega a prosperar su frustrada oferta por Spanair.
En términos de poder político, la fusión sólo es buena en apariencia para los intereses catalanes. El centro de operaciones de la nueva Vueling estará en El Prat. Ahora bien, los hilos de Iberia los maneja Caja Madrid, y Caja Madrid es un coto en el que no se pega un tiro sin que ESPERANZA AGUIRRE lo sepa.
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