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Opinión · Con negritas

El Banco de Valencia y su discutible intervención

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Aunque RODRIGO RATO alegue ahora que se trataba de una simple inversión financiera, lo cierto es que el Banco de Valencia, hasta su intervención el pasado lunes, constaba a todos los efectos como una filial de BFA, la matriz de Bankia. De hecho, en las cuentas de BFA cerradas a 31 de diciembre de 2010, el Banco de Valencia figuraba entre las “entidades dependientes” del grupo formado por Caja Madrid, Bancaja, la Insular de Canarias, Ávila, Laietana, Segovia y La Rioja. Además, al frente del Banco de Valencia estuvo hasta octubre el número dos en el organigrama de BFA: JOSÉ LUIS OLIVAS, que al día siguiente de la intervención se vio obligado a dimitir como vicepresidente ejecutivo y responsable de sus participadas.

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Por todo ello, no resulta fácil de entender que el Banco de España haya endosado a los contribuyentes el salvamento del Banco de Valencia, que de entrada requiere 1.000 millones para reforzar su capital y otros 2.000 para que no se quede sin liquidez. En cambio, el quebranto para BFA será, a lo sumo, de 338 millones, y eso en el supuesto de que finalmente su participación del 27,3% en el Banco de Valencia sea valorada a cero euros, cosa que sólo ha ocurrido con una de las cuatro entidades intervenidas: Unnim. Por otra parte, se da la circunstancia de que BFA ya recibió 4.500 millones de ayudas públicas cuando nació, con objeto de hacer frente también a situaciones como la que ahora ha aparecido.

El Banco de España justificó la intervención apelando a la conveniencia de garantizar la viabilidad del Banco de Valencia, en beneficio de “depositantes y acreedores”, lo que en teoría incluye a quienes compraron activos de riesgo. Si es así, puede darse la paradoja de que las eventuales pérdidas de los inversores particulares se eviten con dinero público, aunque luego, mediante la venta de la entidad, el Estado recupere una parte. En este caso, ni siquiera cabe argüir que el esfuerzo de los españoles impedirá problemas sistémicos, pues el Banco de Valencia, con sus 24.000 millones en activos, apenas representa un 0,7% de todo el sector financiero.

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