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Opinión ·

Impulso al proceso de paz en Colombia

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Tica Font, Directora del Instituto Catalán Internacional por la Paz y miembro del Centre Delàs d’Estudis per la Pau.

Ayer tuvo lugar la segunda vuelta electoral para escoger presidente en Colombia. Ganó Santos, por una diferencia de unos 900 mil votos aunque la primera vuelta la ganara el candidato uribista Óscar Iván Zuluaga.

La victoria de Santos hay que leerla en la habilidad que tuvo de situar un tema que no era prioritario en las encuestas de opinión, las negociaciones con las FARC, como tema principal y único de campaña. La idea era simple o se votaba paz o se votaba la vuelta a la guerra, el mensaje de Santos durante esta campaña ha logrado calar en amplias capas de la población, si no se votaba por él se regresaba a un pasado oscuro y se perpetuaba el conflicto armado. Este mensaje caló en el imaginario de una gran parte de la ciudadanía, generando una especie de malestar que decía que si no ganaba Santos se volvía a las épocas duras del conflicto. Mientras que Santos apelaba a las emociones y a la sensibilidad de imaginar un futuro sin guerra, la estrategia electoral de Zuluaga era la polarización social y la dureza contra las negociaciones de paz.

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Situar el conflicto armado como punto principal de campaña en la agenda nacional ha sido un éxito, ha sido el mayor logro del Presidente, a su éxito ha contribuido que el ex presidente Uribe y mentor del candidato opositor Zuluaga se haya mostrado obsesivamente contrario a los diálogos de la Habana, lo que llevó a que Zuluaga a  lo largo de la campaña electoral haya ido mostrando posiciones cambiantes respecto del proceso de paz, pasando de decir que los diálogos no tenían sentido y que los iba a suspender apenas llegara al poder, a que iba a darle un plazo, primero de unos días y luego sin un plazo definido.  Otro de los éxitos de centrar la campaña en el proceso de paz y no en otros elementos, ha permito que políticos diversos como Clara López, Antanas Mockus, Iván Cepeda, Claudia López o Gustavo Petro, contrincantes políticos de Santos, se sumaran a la campaña, le dieran apoyo e impulso para legitimar ante la opinión pública la idea de que en estas elecciones se votaba algo tan transcendental como era la guerra o la paz.

Santos centro su carrera política en obtener el respaldo al dialogo de paz con la guerrilla, ganó con el 50,9% de los votos, frente a un Zuluaga que obtuvo el 45%. Ello nos muestra la brecha que la negociación con la guerrilla ha abierto entre los colombianos. El resultado avala la continuidad del proceso, compromete a Santos a finalizar dicho proceso. En su discurso de anoche mencionaba “La historia tiene sus momentos, y este es el de acabar con este cruento conflicto”, es el momento de llevar a cabo profundas reformas en las que se van a necesitar consensos y acuerdos de estado, el camino hasta ahora no ha sido fácil y no será fácil. Zuluaga y los seguidores de Uribe continuaran torpedeando el proceso de paz. A lo largo de la campaña manifestaban el no reconocimiento de la naturaleza política del conflicto armado, su no aceptación de que líderes de las FARC o ELN puedan participar en candidaturas electorales, no hay que suponer que por el hecho de haber perdido las elecciones van a replegarse, antes lo contrario, hay que prever que continuaran luchando ferozmente contra este proceso de negociación.

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Las urnas son necesarias, pero no suficiente. El mandato surgido de las mismas es construir la paz con las guerrillas, acabar con la violencia política, pero también es el momento de acabar con la impunidad de todos los actores, conseguir reformas redistributivas de la riqueza entre capas de la población y escuchar la memoria de las víctimas de 50 años de conflicto armado. Las urnas no solamente obligan a los políticos también es el momento de que las FARC i el ELN estén a la altura de las circunstancias.

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