Opinión · Posos de anarquía
La factura de Argelia
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La noticia se ha confirmado: Argelia ha acogido a la esposa y tres de los hijos de Gadafi. La reacción de los rebeldes en Libia no se ha hecho esperar, asegurando que el asilo significaría un 'acto de agresión' al Consejo Nacional de Transición (CNT). Y, sin duda, desde su óptica, así sería. Pero Argelia está siendo consencuente con su planteamiento desde que estallara el conflicto. A pesar de formar parte de la Liga Árabe, que apoyó la intervención de la OTAN, el gobierno de Abdelaziz Bouteflika siempre se ha opuesto a ella -junto con Siria, fue el único país de la Liga que se opuso-. Ahora, es una incógnita si finalmente dará asilo a la familia del dictador o no. Podría hacerlo, aferrándose para ello a una mera cuestión de tiempos: no entregarlos hasta que el gobierno y las instituciones libias estén formadas, sean sólidas.
¿Qué elementos de juicio tiene Argelia ahora? Mira a Libia y ve un país en guerra, que no ha conseguido establecer aún la paz, que cuenta con un Gobierno que no toda la Comunidad Internacional reconoce, en cuya formación y funcionamiento ya se está entrometiendo Occidente y, a pesar de eso, el CNT se niega a entregar a Gadafi a la Corte Penal Internacional por considerar que lo que pasa en Libia se debe quedar en Libia. Un CNT apoyado por un país como EEUU, cuyo sentido de la justicia se concreta en vulnerar la soberanía de un país, asesinar a un terrorista sin juicio previo y arrojar su cuerpo al mar desde un avión. Argelia podría tomar todos esos elementos y mantener bajo custodia a la familia de Gadafi por considerar que entregarlos ahora sería arrojarlos a los leones. Bouteflika podría jugar esa baza para retrasar la entrega, para ganar tiempo, hasta que los jefes tribales que se esconden bajo el CNT muevan ficha realmente como Gobierno autónomo de Libia y no como pelele de Occidente -temores que comienzan a cobrar mucha fuerza.
¿Presionará EEUU para que Argelia entregue a la familia? Sin duda. Lo hará. A principios de año el subsecretario de Estado de EEUU, William Burns, se reunía con Bouteflika para transmitirle que sus relaciones con Argelia "eran prioritarias". Pero, ¿lo son ahora? Es posible que ya no tanto. EEUU tiene comiendo en la palma de su mano a Marruecos, no sólo por la extraordinaria inyección económica que le aporta sino por su apoyo en el conflicto del Sáhara Occidental. Ahora, también tendrá a Libia a sus pies, pues los primeros paso que ha dado el CNT no parecen indicar que el país escape a su estatus de régimen instrumentalizado por Occidente. ¿Es bueno contar también con Argelia? Sí. ¿Es imprescindible? No. Y, precisamente por eso, EEUU podría llegar a acorralar al régimen de Argel.
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Un Argelia, por otro lado, que debe mover sus fichas con cuidado, más estratégicamente que nunca si no quiere quedarse aislada en el tablero global. Un tablero que no es necesariamente justo, ya se sabe, pero que es el que es y en el que la insumisión, en plena resaca de la Primavera Árabe, puede pasar cara factura.
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