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Opinión · Posos de anarquía

Luna de miel en Maldivas

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Las Islas Maldivas es uno de esos países que ilustra a la perfección la indiferencia y complejo de superioridad de Occidente. Los recién casados acudían en masa a celebrar su viaje de luna de miel en alguna de sus islas perdidas, a emborracharse con cócteles exóticos mientras quien se los servía tenía prohibido el alcohol por la religión del país (Islam). Allí iban los tortolitos, sin saber que eso era un país y mucho menos que ni siquiera tuvo un presidente elegido democráticamente -que no demócrático- hasta 2008, cuando Mohamed Nashid se impuso en las elecciones. Igual, hasta algún matrimonio del mismo sexo se aventuró al paraíso sin saber que la homosexualidad allí podía castigarse, incluso, con cadena perpetua.

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El antiguo presidente, Gayoom, acusado por Amnistía Internacional de violar sistemáticamente los Derechos Humanos, sobrevivío a prácticamente dos décadas salpicadas de revueltas y motines que aplastó siguiendo el manual del buen dictador. Pero ella y él, van de luna de miel... A pesar de todo... incluso del tsunami de 2004 que se llevó por delante múltiples vidas humanas y provocó tal catástrofe que su tiempo de reparación se estimó en más de 20 años...

Gayoom terminaría rindiéndose a la evidencia y convocaria elecciones en 2008. Poco antes, quizás ayudó a terminar de decidirse, sobrevivió a un atentado a manos de un boy-scout de 15 años, que le atacó con un cuchillo de cocina. Y entonces ganó Nashid, que no llegaba de nuevas: ya había sido detenido 27 veces y había pasado seis años en la cárcel... por opositor. Y pareció que llegaba la democracia, que se esfumaba la opresión, que nacía un régimen comprometido con el medio ambiente, con aquel inolvidable consejo bajo el mar sobre el cambio climático a una meses de la malograda Cumbre de Copenhague en 2009... pero pareció ser un espejismo a la luz de la dimisión de hoy de Nashid, de las informaciones que circulan por la red denunciando que no era tan democrático como creía Occidente, que la transición no se había llevado a cabo de manera tan existosa como se pensaba...

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Y Occidente, ¿qué? ¿de luna de miel hasta ahora? Pues parece que sí... aunque nos ha salido un poco promiscuo, la verdad.

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