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Opinión · Posos de anarquía

Las derechas contra Garzón: la cobardía puede al odio

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Durante la celebración de pleno municipal telemático celebrado ayer en Rincón de la Victoria se pudo asistir a un auténtico esperpento. Vaya por delante que el ministro de Consumo, Alberto Garzón, se ha criado desde niño en esta localidad malagueña que, con buena parte de su electorado de derechas, lejos de sacar pecho porque sea ministro uno de sus conciudadanos -o compatriotas, como les gusta decir-, trata de desprestigiarlo.

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Tras las polémicas declaraciones del ministro de Consumo, cuando se refirió al Turismo como un “sector de bajo valor añadido, estacional y precario”, apostando por su modernización para reducir la “debilidad estructural” que está padeciendo España ante crisis como la del coronavirus, el ayuntamiento de Rincón de la Victoria terminó ayer por  reprobar estas palabras, con el voto favorable de PP, Cs, PMP y Vox.

La moción partió de José Mª Gómez Muñoz, líder del partido Por Mi Pueblo (PMP) en el municipio malagueño, que forma parte del equipo de gobierno junto al Partido Popular (PP) y Ciudadanos (Cs). La intención original de Gómez Muñoz era declarar a Garzón persona non grata. ¿Qué sucedió para que reculara?

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Según explicó, la causa fue el consejo del Secretario municipal al indicar que el consistorio no tiene competencias para ello, pese a que en 2016, este mismo Consistorio, en el que ejerce idéntico Secretario desde 1992, sí se declaró persona non grata a Arnaldo Otegi. Considerando lo calladito que estuvo el alcalde (y presidente de la Diputación de Málaga), Francisco Salado, pareciera más bien un cuestión falta de arrojo.

Después de que días atrás Salado cargara duramente contra Garzón, llegando a acusarle de "ministro precario y de baja calidad" y de no aportar "nada más que declaraciones ridículas durante esta crisis sanitaria", restando "valor añadido al Gobierno y a la política española cada vez que habla"... en el pleno, calladito, calladito, oiga... dando el testigo al portavoz municipal del PP que, entre otras perlas, negó la estacionalidad del turismo en España, acusando a la izquierda de querer imponer su verdad.

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Con este achantamiento, que ha quedado en un tironcillo de orejas al ministro Garzón, me pregunto cómo quedarán las derechas y, más concretamente, Gómez Muñoz, que había alborotado en días previos al Pleno vendiendo al personal que conseguiría declarar persona non grata nada menos que a un ministro en activo... precisamente él, que ya ha sido reprobado dos veces por el Pleno municipal –2005 y 2016-, por no mencionar su expulsión de varios partidos, entre ellos el PP.

Según aseguró, "se nos ha hecho un perjuicio a Rincón de la Victoria", cuyo motor económico es el turismo, añadiendo que "dado que no tenemos competencias para declarar al ministro persona non grata, al menos sí podemos declarar sus palabras no gratas, porque le ha hecho daño a mi pueblo". Pese a lo falso de su argumentación, la risotada es incontenible.

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IU, Podemos o PSOE trataron de contextualizar las declaraciones del titular de Consumo, muy en la línea de informes de la CEOE que la concejal de Podemos llegó a citar. "A las kelly o los camareros y camareras con contratos precarios seguramente no les han molestado las palabras de Garzón", apuntaron desde Podemos, secundado por PSOE e IU. Las derechas no se acordaron de esos trabajadores y trabajadoras ni una sola vez durante su exposición, mientras a mí se me acumulan los testimonios de personas que han trabajado en Rincón de la Victoria sin contrato, a veces hasta  13 horas diarias seis días a la semana con una hora para comer, por 1,77 euros la hora.

Pese a estas consideraciones, el ala conservadora del pleno, con el tripartito PP-Cs-PMP a la cabeza, apoyado por Vox, reprobó las palabras de Garzón, no sin antes que el propio Gómez Muñoz cerrara su intervención cargando contra el Gobierno de España, asegurando "que se deje de pactar con ETA y de deje de paguitas", en referencia al Ingreso Mínimo Vital aprueba hoy el Consejo de Ministros y Ministras.

Un escena de sainete más que acumula Gómez Muñoz desde que está en política, dando tumbos de unos partidos a otros cada pocos años. Ya el pasado mes de febrero, con motivo de una moción de IU para la retirada de la simbología franquista en el municipio, Gómez Muñoz aseguró en sesión plenaria (min. 163) "le voy a mencionar  otras cosas que podríamos  eliminar también del franquismo. Eliminemos todo lo que ha hecho el dictador. Quitemos los pantanos, quitemos los colegios... ¿Qué pasa, que ha hecho Felipe González los pantanos? ¿O quizás los colegios los puso Zapatero? ¿O los ha puesto ‘el coletas’?".  El edil del PMP sentenció que "si quieren eliminar lo de Franco, digan también que ha hecho cosas buenas, [...] que no sólo ha hecho matar a unos pocos o defenderse de otros, que han muerto de un bando y de otro".

En la legislatura anterior, ejerciendo también como edil del equipo de gobierno en coalición con el PP, Gómez Muñoz fue reprendido por Podemos después de sugerir que el empleo en Rincón debía de ser únicamente para l@s vecin@s de Rincón, ante lo cual acusó al concejal de la formación morada durante el pleno (min. 190) indicando que "ese modelo que quiere de que venga todo el mundo [...] esos que quieren ustedes que vengan aquí, se metan aquí dentro y empiecen a robarnos, a pegarnos y a violar a nuestras mujeres, esos. Eso es lo que usted quiere hacer". Ese es el nivel en muchas de nuestras instituciones, el que aplaude la hostelería que saca pecho de su valor añadido mientras explota a los más desfavorecidos.

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