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Opinión · Posos de anarquía

Vivir el 23F en Abu Dabi

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Como avanzábamos ayer, hoy tendrá lugar un acto institucional en el Congreso para conmemorar el fracaso del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. El gran ausente será el rey emérito que, como sucediera en un principio durante aquel 23F, vivirá los actos desde la distancia, haciendo gala de su nobleza y coraje. Así se vive el 23F en una villa de lujo de Abu Dabi, de 30.000 euros/noche. Un demócrata, vaya.

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En mi artículo de ayer criticaba la opacidad que existe en torno al 23F y cómo llama la atención que se quiera celebrar la democracia amparándose para ello en una ley franquista de 1968, la de secretos oficiales que impide conocer la verdad sobre el golpe de Tejero. Pues bien, es cierto que no sabemos muchas cosas, pero de las que sabemos a ciencia cierta es que el golpe se inició a las 18:24 horas del 23 de febrero y Juan Carlos I no dio la cara ante el pueblo español hasta la 1:14 del 24 de febrero. Seis horas.

Algunos estudiosos del tema, por lo general del lado de situar al Borbón como el 'salvador de la democracia', justifican esta  desaparición del monarca en la necesidad de realizar rondas de llamadas para conocer los apoyos reales que tenían los golpistas. Eso, inevitablemente y viendo la capacidad posterior que siempre ha tenido el emérito para huir y escurrir el bulto, hace pensar que si hubiera averiguado que el apoyo a Tejero en el ejército era mayoritario, el mensaje habría sido bien distinto. A fin de cuentas, el Borbón tenía a Franco la consideración de un segundo padre y a él le debe el enchufe monárquico. A un demócrata, a un jefe de Estado a la altura de las circunstancias no le hace falta conocer cuántos militares respaldarán su defensa de la democracia para dar la cara, pero todo sugiere que al Borbón le temblaron las canillas y que, seguramente, su padre Don Juan estuvo mucho más acertado actuando entre bambalinas.

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Ahora, 40 años después, el emérito ha puesto aún más distancia, viviendo a todo lujo en una villa privada de Emiratos Árabes, mismo país en el que hace unas semanas nos escandalizábamos porque sus mandatarios andan secuestrando a sus hijas. Tal es el comprimiso del Borbón con el país que todavía paga los costes derivados de sus lujos, que en un aniversario considerado por sus adláteres crucial en nuestra democracia, él prefiere un buen spa exclusivo y servidumbre por doquier en una dictadura donde la violación de Derechos Humanos es la firma de la casa.

De nuevo, Felipe VI, el de la familia desestructurada, solo ante el peligro, con el cada vez más débil apoyo de sus incondicionales PP y PSOE y el rechazo de siete de los 17 grupos parlamentarios que existen. Leonor, no haga muchos amiguitos en Gales no sea que no alcance para pagar la matrícula en los cursos venideros y termine en la concertada.

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