Opinión · Punto de Fisión
Mariano geógrafo
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La geografía y el PP han sido materias irreconciliables no ya desde que Trillo gritara "¡Viva Honduras!" sino desde que Fraga se lanzó a bomba en Palomares. El agua y el aceite no se juntan por lo mismo que la velocidad y el tocino no acaban de llevarse bien, pero el caso es que Fraga siempre se quedaba arriba. Palomares por aquel entonces era provincia de los Estados Unidos, el enésimo estado norteamericano después de Guantánamo y de Torrejón de Ardoz, por eso el tsunami invernal de Fraga en busca de un bombardero atómico inauguró a la vez la moda del bañador en España y la temporada de surf en California.
En una entrevista en la cadena SER, Mariano ha lamentado la matanza que ha acabado con la vida de 148 estudiantes en Nigeria, un lapsus geográfico de una costa africana a la otra y de unos cinco mil kilómetros de longitud. Si necesita una pantalla de plasma para aparecerse en la sede de Génova, no estaría de más que sus asesores lo sacaran por GPS cada vez que lo entrevistan en la radio. Desde que el presidente habla regularmente en las ondas, cada once o doce meses, la SER ha pasado a llamarse NO SER.
Muchos criticaban el escaso relieve que ha tenido en los medios la masacre universitaria de Kenia, sobre todo comparándolo con el incesante chorreo de información sobre la tragedia aérea de los Alpes. Tan escaso relieve que, una semana después del atentado, el presidente español ni siquiera ha llegado a enterarse del país donde tuvo lugar. Claro que esto no es raro en alguien tan poco ducho en geografía que llegó a confundir la ETA con una nación y que, cuando subió a pronunciar un discurso en las Cortes, se dirigió al presidente del gobierno como si todavía estuviera sentado en el hemiciclo, aplaudiéndose a sí mismo. Se cumplió así una vez más, esa sagrada ley periodística según la cual un muerto va ocupando menos espacio en titulares cuanto más lejos se encuentre el muerto y más oscuro sea el color de su piel. Si en lugar de 147 estudiantes keniatas, hubieran sido 3 jóvenes estadounidenses asesinados en un instituto, la noticia habría dado varias veces la vuelta al mundo en primera plana, como la ola provocada por Fraga. De hecho, para algunos periodistas, lo verdaderamente novedoso no era la matanza en sí, sino el hecho de que en Kenia hubiera una universidad.
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En economía, la asignatura favorita del presidente después del fútbol, la cosa no mejora mucho. Acaba de celebrar como un dato "sensacional" la cifra de 4.451.939 parados, mientras que hace exactamente cuatro años, en marzo de 2011, la cifra de 4.333.669 parados, le parecía un dato "muy negativo". Debido a mis limitaciones aritméticas, no estoy en condiciones de asegurar de que ambos números sean primos, pero estoy casi seguro de que los primos somos nosotros. Dejando aparte las miles de familias desahuciadas, las colas interminables de hambrientos denunciadas por Cáritas, el expolio sanitario y educativo, la precariedad laboral, el auge de los contratos basura y las docenas de miles de exiliados forzosos al extranjero, esos ciento dieciocho mil y pico parados de diferencia a su favor son el principal exponente del milagro económico de Mariano al frente del gobierno. Viva Honduras.
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