Opinión · Punto de Fisión
Y otros dos discos duros
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Dos semanas atrás la Audiencia Provincial de Madrid reabría la causa en la que se investigaba la destrucción de las unidades de disco duro de los ordenadores que utilizaba Luis Bárcenas y que se custodiaban en la sede del PP en Génova. He aquí un auténtico misterio que se alarga ya más de dos años, uno de los cuales transcurrió en un limbo judicial desde que se extraviaron los papeles "sin que nadie lo advirtiera" hasta que arribaron de nuevo a la Audiencia en marzo del año pasado sin que lo advirtiera tampoco el mismo nadie de antes. Es un caso para aquel abogado mítico de televisión, Perry Mason, pero citado a declarar por Chiquito de la Calzada.
En efecto, al otro lado del caso hay un fiscal que, hace apenas un mes, solicitó once meses más para investigar si el partido en funciones destruyó alguna prueba antes de entregarle al juez Ruz los dos portátiles que usaban en Génova para tostar pan. El fiscal, seguramente, ha visto mucha televisión. El responsable informático del partido, José Manuel Moreno (no confundir con José Luis) declaró en febrero que, siguiendo órdenes del asesor jurídico Alberto Durán, borró 35 veces los discos duros usados por Bárcenas, luego los rayó, los rompió a martillazos y los tiró a la basura, no se fueran a extraviar. Por su parte, Durán aseguró que los discos no tenían ninguna información y que el borrado múltiple, el rayado y los martillazos forman parte del protocolo habitual fijado por el PP en cuestiones informáticas. Tal y como llevan las cuentas en Hacienda, en el ministerio de Economía y en los presupuestos generales del Estado, no nos extrañaría lo más mínimo. La nada es que es muy difícil de borrar.
Con toda la mierda que va dejando a su paso el PP ocurre lo mismo que con aquel señor al que le entró un apretón a la salida del cine y se puso a cagar en un callejón. Cuando terminó, no sabían si quitar la mierda, si quitar el cine o si quitar el callejón. Por eso, cada vez que alguien da una nueva explicación sobre el inexplicable caso de los ordenadores mutantes formateados a martillazos, los guionistas de Hollywood sacan la libreta y van apuntando ideas para una nueva entrega de Terminator.
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Es cierto que la justicia no anduvo muy rápida a la hora de registrar la sede de Génova pero la policía también se tomó su tiempo para entrar en el despacho de Bárcenas. Para cuando lo hicieron, una nueva especie de virus informático había mutado el Mac y el Toshiba en chatarra de última generación. Primero pensaron en detener al virus hasta que alguien, probablemente de la división de alta tecnología, emitió una orden de busca y captura contra el martillo. Al final, como siempre en España, la responsabilidad va a ser del mandado, es decir, del conductor. Lo más seguro es que Durán y Moreno hayan hecho un Pepe Gotera y Otilio como suelen hacerse estas cosas, sin querer. También sin querer la jueza le está regalando al PP otro caladero de votos entre los informáticos para las siguientes elecciones.
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