Opinión · Del consejo editorial
Urbanismo a porrazos en el Cabanyal
Publicidad
JOSÉ MANUEL NAREDO
Economista y estadístico
La violenta represión de los vecinos del Cabanyal por defender su barrio frente a la demolición marca el fin de fiesta indignante de una era de urbanismo salvaje. Una era en la que la santa alianza de especuladores, constructores y políticos ha venido imponiendo a la población operaciones inmobiliarias tanto más lucrativas cuanto menos habitables y estética y ecológicamente recomendables. Estas agresiones orientadas a enriquecer a algunos amenazan incluso a zonas tan consolidadas de la ciudad clásica como el barrio del Cabanyal. El Plan Especial de Protección y Reforma Interior promovido para ese barrio por el Ayuntamiento de Valencia, en vez de proteger, propone destruir 450 edificios para introducir una nueva avenida acompañada de bloques de nueva planta que duplicarían la altura media de las viviendas del barrio, desbaratando sin piedad su actual homogeneidad.
Algunas novedades presagian en este caso el fin de esa era de caciquismo urbanizador, al fallar la docilidad de la población y el contexto institucional que le eran favorables. La asociación de vecinos Salvem El Cabanyal-Canyamelar solicitó ya en 1999 al Ministerio de Cultura que confirmara que el plan especial promovido por la alcaldía de Valencia contribuía a destruir un barrio declarado Bien de Interés Cultural en 1993. Tras diez años de litigios, la Justicia y el Ministerio de Cultura acabaron dando la razón a los demandantes y exigiendo la suspensión y/o reorientación del plan hacia una verdadera rehabilitación del barrio acorde con la voluntad de sus habitantes. Sin embargo, la Alcaldía y la Generalitat de Valencia han proseguido la inercia de sostenella y no enmendalla, común a este tipo de operaciones: hicieron caso omiso no ya de la opinión de la población, sino de la legalidad estatal, continuando los derribos y reprimiendo con desmedida violencia la protesta vecinal.
Dentro de esta inercia, resulta verdaderamente indignante ver que mientras el discurso estatal defiende hoy con ardor la rehabilitación y la participación ciudadana, la Policía Nacional ha defendido las demoliciones y reprimido la participación ciudadana. Pero lo más surrealista del empeño de llevar adelante la operación es que los solares con escombros serían durante mucho tiempo el testigo mudo de su fracaso, dado el actual exceso de viviendas en venta. Sólo intereses mezquinos e inconfesables pueden explicar semejante irracionalismo.
Publicidad
Lo + visto
- 01 El juez retirado García-Castellón pide ahora 240.000 euros en su demanda contra Belarra por volver a llamarle "corrupto"
- 02 Las primeras contradicciones cuestionan el relato de los cinco acusados de asesinar a Samuel Luiz
- 03 El 'Plan de la victoria' de Zelenski acorrala a la OTAN y la empuja a la guerra con Rusia
- 04 Indignación en redes con el discurso en 'El Hormiguero' burlándose de las protestas de la vivienda
- 05 "Ojalá alguien me quiera como 'El Debate' a Feijóo": cachondeo (y memes) con el peloteo por su "nueva y juvenil imagen"
- 06 "Huevos gordos": el repaso en un minuto de Emilio Delgado a los tejemanejes del PP que ahora da lecciones contra la corrupción
- 07 La sentencia de los empresarios pederastas de Murcia "olvida a las víctimas" y sienta un peligroso precedente
- 08 El precio del bulo
- 09 ¿Qué se sabe de la supuesta investigación contra Mbappé por violación?
- 10 "¡Era un puto maricón!": el primer día del juicio por la muerte de Samuel desvela el horror de sus últimos minutos de vida