Opinión · Del consejo editorial
No es retorno sino circularidad
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ANTONIO IZQUIERDO
Catedrático de Sociología
El modelo de inmigración laboral español hace aguas por su rigidez y cicatería. Lo inflexible se manifiesta en que no hay residencia sin contrato de trabajo y la tacañería se resume en que no se oferta trabajo si no es temporal y subalterno. Consecuencias de todo ello han sido la frecuencia de la irregularidad, la fragilidad legal y el amarre forzoso de la persona extracomunitaria. Ahora las circunstancias han cambiado, pero la mineralización del modelo sigue intacta.
En este marco cabe celebrar la propuesta que ha hecho la secretaria de Estado de Inmigración, según la cual si el inmigrante se va de España y luego regresa no pierde la antigüedad. Salir del país no le penaliza ni le borra del registro legal, de modo que, cuando vuelva, si es que lo hace, la residencia acumulada se le reconoce. Así, el tiempo vivido en España no ha sido un tiempo extraviado. La idea de fondo es que el desempleo no mata el derecho de residencia.
Así que esta medida no se interpreta bien cuando se circunscribe a una nueva fórmula para el retorno. No se trata tanto de fomentar el retorno como de facilitar la circulación de los migrantes. Lo que se pretende es no maniatar el movimiento de los migrantes, que constituye un capital para sortear la crisis, reduciendo, de ese modo, la irregularidad, la inestabilidad legal y el anclaje desesperado. Así pues, estamos ante una medida flexible que apunta a una corrección, nada circunstancial, del rígido modelo migratorio laboral.
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Semejante iniciativa no cabe evaluarla por su impacto inmediato, sino por su sustancia y su efecto pedagógico respecto de los foráneos y de los autóctonos. Sabemos que los inmigrantes que se han acogido a los planes de retorno han sido muchos menos que los que realmente han regresado. Hipotéticamente, aquellos que se han plegado a las imposiciones oficiales de tomar dinero a cambio de derechos han sido los más vulnerables, mientras que los más emprendedores han desplegado su propia estrategia. En definitiva, hay más movimientos por libre que retornos encapsulados.
Por eso es también digna de consideración la idea de implicar a las empresas españolas y agencias internacionales en este proyecto de circularidad migratoria. La persona que migra es, por definición, una persona emprendedora, y lo es tanto aquí, si se le ofrecen las oportunidades, como al regreso, cuando se le facilitan los medios.
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