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Opinión · Artículo del director

La política enredada en las cuentas públicas

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A la espera de concretar los tirones que a las cuentas del Estado le producir? un todav?a desarticulado pacto parlamentario, el proyecto de Presupuestos del Gobierno sufre estos d?as la cr?tica de falta de car?cter. Ni carne ni pescado, ni medidas anticrisis ni pol?tica de reactivaci?n. El Ejecutivo parece haber optado en la etapa final de la crisis por la delgada l?nea de la tibieza.

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El primer y ?nico objetivo claro de los Presupuestos para 2010 es la pol?tica social, que absorbe el 51,6% del total del gasto. Es este un esfuerzo necesario porque s?lo la partida para asistir a los desempleados crece casi el 59%. Aumentan tambi?n de forma considerable los fondos destinados a dependencia, ayudas al alquiler de vivienda o las becas. Pero en contra de la pol?mica desatada en torno a que el Gobierno atiende a esas prioridades metiendo mano a los impuestos, el recurso verdadero ha sido acudir a la emisi?n de deuda. El total de emisiones previsto para 2010 asciende a 211.447 millones, el doble que este a?o y m?s del triple de lo que este mismo Gobierno hizo en 2007 y 2008.

Endeudarse es aplazar problemas, pero en este camino discutible Espa?a tiene margen porque en 2008 representaba el 39,7% del PIB, menos de la mitad del porcentaje de Alemania o Francia. Y aunque este a?o acabar? en un 53,4% y el pr?ximo en un 62,5%, comparativamente cuenta a?n con un trecho a favor.

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De la lamentada subida de impuestos, la m?s contestable es el incremento del IVA, de uno y dos puntos, respectivamente, en los dos tramos altos. Pero este es el pago necesario como se?al a los mercados de que habr? recursos para compensar el endeudamiento. El Gobierno difiere adem?s el recargo hasta el 1 de julio, en la creencia de que va a servir de efecto llamada para despertar el consumo y con la esperanza de que entonces habr? signos claros de reactivaci?n, especialmente en el campo de las exportaciones. ?La reactivaci?n ya se vive en muchas empresas?, afirma un miembro del Gobierno.

Para el a?o que viene no se toca el IRPF, aunque se suprime la devoluci?n de 400 euros al a?o, una medida electoral tomada al rebufo del super?vit presupuestario para paliar el encarecimiento de las hipotecas, que ahora se benefician de un Euribor en su m?nimo hist?rico. Los 400 euros tienen el r?cord de haber sido la medida m?s criticada antes, cuando fue adoptada, y ahora, que se ha anunciado la supresi?n.

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Del resto del arsenal fiscal queda la rebaja de cinco puntos del impuesto de sociedades para las pymes que no destruyan empleo y el aumento de la imposici?n a las rentas de capital en tres puntos, del 18% al 21%, cuando las plusval?as superen los 6.000 euros anuales. Llama la atenci?n el contraste entre la valoraci?n positiva del retoque fiscal fuera de nuestras fronteras con las cr?ticas internas. Desde la izquierda, la subida se considera rid?cula, pero desde la derecha surgen voces que la califican, sin explicar por qu?, de la m?s exagerada de la historia.

La trifulca pol?tica llega al extremo de reivindicar una imposici?n disuasoria para las grandes fortunas, ignorando que la libertad de capitales no tiene fronteras y menospreciando la estructura de las declaraciones de la renta. La gran mayor?a del ahorro ha sido obtenido antes como excedente de las rentas del trabajo y sometidas por tanto al IRPF. Adem?s, s?lo 100.000 contribuyentes declaran m?s de 150.000 euros al a?o.

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La lectura sesgada alcanza tambi?n a confundir el recorte de gastos corrientes con la inversi?n, como pasa en I+D donde est?n garantizados todos los proyectos. Antes de su aprobaci?n, el PP ya lanz? su dictamen sobre estos Presupuestos: ?Son un desastre?. Pero en el principal partido de la oposici?n se suma el rechazo frontal a las cuentas p?blicas con el enredo de su contabilidad interna.

Rajoy y la c?pula dirigente han pasado de declarar que la trama G?rtel era una acusaci?n injusta o una conspiraci?n del Gobierno a admitir que hay que tomar medidas ?contundentes?. Francisco Camps y los dem?s inculpados todav?a no han o?do el mensaje, pero el PP empieza a comprender que sus cuentas son tambi?n p?blicas porque se ha dilapidado el dinero de los contribuyentes.

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