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Opinión · Artículo del director

Sáhara, las promesas escritas en la arena

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Muchos espa?oles estamos viviendo estos d?as con angustia la tragedia de una madre coraje saharaui, Aminatou Haidar, que ha empe?ado su vida en defender su dignidad pisoteada y la de su pueblo.

En una sala de la terminal de autobuses del aeropuerto de Lanzarote, esta mujer firme, multipremiada por su lucha en defensa de los derechos humanos, cumpli? ayer el vig?simo quinto d?a de huelga de hambre por su justa reclamaci?n del derecho a regresar a su pa?s. Las autoridades marroqu?es la expulsaron
porque en el formulario escribi? lo que es, saharaui, en lugar de declararse s?bdita de Mohamed VI, el rey de la naci?n que ocupa su tierra en contra de la legalidad internacional.

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Ni del Gobierno, atrapado en un problema que le ha ca?do encima, ni de la oposici?n ha nacido una sola cr?tica al proceder desp?tico de un r?gimen que ha sometido a un pueblo liberado hace 33 a?os de la colonizaci?n espa?ola. Tampoco del rey, que tantas veces ha proclamado su amistad con el monarca alau?, ha surgido una iniciativa humanitaria para poner fin a esta barbarie.

En la pol?tica espa?ola ha prevalecido la conveniencia de un vecino que amenaza con poner fin a su papel de tap?n en el norte de ?frica a la inmigraci?n ilegal y con romper la cooperaci?n en la lucha contra el terrorismo isl?mico. Otros pa?ses con fuertes intereses en Marruecos, como Estados Unidos y Francia, han optado por la inacci?n y el silencio.

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El Parlamento Europeo, que este mismo a?o protest? ante Naciones Unidas por el deterioro de los derechos humanos en S?hara, de momento calla. Y la Secretar?a General de la ONU, que en abril de 2006 confirm? que ning?n pa?s reconoce la anexi?n marroqu? del suelo saharaui porque ?ello implicar?a el reconocimiento de la soberan?a de Marruecos sobre el S?hara Occidental?, da muestras de su usual impotencia. Ni siquiera la Minurso (Misi?n de Naciones Unidas para el refer?ndum en el S?hara Occidental) ha movido un dedo.

Espa?a tiene responsabilidades hist?ricas en esta zona de desierto de 266.000 kil?metros cuadrados. El primer enclave, un fuerte, se construy? en 1476 con el af?n de explotar la riqueza pesquera del litoral atl?ntico. El acuerdo que puso fin a la guerra con Marruecos en 1860 permiti? 15 a?os despu?s la reclamaci?n de este territorio como propio, pero la ocupaci?n efectiva no se produjo hasta 1934, durante la Segunda Rep?blica.

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Cuarenta y dos a?os despu?s, el 26 de febrero de 1976, Espa?a abandon?, de un d?a para otro, el territorio. Antes, tras la Marcha Verde del 6 de noviembre de 1975, el Gobierno firm? con Mauritania y Marruecos los Acuerdos de Madrid, que establec?an una administraci?n temporal tripartita.

El Frente Polisario constituy? la Rep?blica ?rabe Saharaui Democr?tica, reconocida por una cincuentena de pa?ses. El resultado fue una guerra en dos frentes, aunque Mauritania firm? la paz en 1979 y renunci? a sus ambiciones anexionistas. Marruecos continu? la ocupaci?n y construy? 2.700 kil?metros de muro para apropiarse de las dos riquezas de este pa?s des?rtico, los fosfatos y la pesca, as? como la mayor?a de los escasos oasis. Los saharauis empujados a la pobre zona meridional sobreviven criando cabras y camellos, aunque la mayor parte de los 260.000 habitantes estimados est? refugiada en campos instalados en suelo argelino.

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Marruecos y el Polisario firmaron un alto el fuego con la promesa de un refer?ndum de autodeterminaci?n amparado por la ONU que lleva 16 a?os esperando. Marruecos boicotea la consulta y exige casi duplicar el censo de 150.000 votantes para voltear el resultado. S?lo ha prometido una autonom?a inconcreta. Las dos versiones sucesivas del Plan Baker son papel mojado para un pueblo asolado.

As? las cosas, es un sarcasmo que la pol?mica se vea reducida en Espa?a a dirimir si hay derecho a alimentar a Haidar a la fuerza, si llegado el caso, su vida corre peligro. La activista saharaui ha dejado claro su compromiso: ?Volver? a mi pa?s viva o muerta?.

A nuestro pa?s, como ex potencia colonizadora, le corresponde asumir sus responsabilidades. El Gobierno y la oposici?n est?n obligados a exigir a Marruecos que cumpla con los compromisos contra?dos con la comunidad internacional. ?C?mo, si no, este Estado vecino y socio puede aspirar a reclamar un tratado preferente con la Uni?n Europea? Primero ha de respetar los derechos humanos y acatar la legalidad internacional.

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