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Opinión · Dominio público

Plan Juncker: un plan de inversión sin dinero

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Ernest Urtasun

Eurodiputado de ICV

Esta semana ha comparecido ante el Parlamento Jean-Claude Juncker para presentar su famoso plan de inversiones de 300.000 millones de euros. La verdad es que ante la presentación realizada, uno se queda con la impresión de que la Comisión quería hacer un plan de inversiones serio pero no le han dejado o no ha querido hacerlo por sus propias divisiones internas.

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Al parecer fue Klaus Regling, el jefe del Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (MEDE), quien propuso a Juncker realizar un plan de inversiones en Europa a través del dinero sobrante del propio Mecanismo. El MEDE fue constituido como institución permanente para el rescate financiero de los Estados Miembros. Es la institución que ha dejado dinero a Grecia bajo los programas de la Troika. La que ha inyectado el capital en la banca española para operar el rescate europeo al sistema financiero español. El MEDE tiene en estos momentos capital sobrante por valor de unos 300.000 millones de euros, en gran parte colocados en bonos alemanes (uno de los factores que explica la reducción prácticamente a cero del rendimiento de los bonos de deuda pública alemana en los últimos años).

Juncker consideró que era una buena idea. Y propuso el plan. Cuando el Gobierno Federal Alemán se enteró de las intenciones de Juncker de usar el dinero sobrante del MEDE para relanzar la inversión europea, lo bloqueó. Juncker se vio en la tesitura de tener que seguir adelante con su promesa sin el diseño original.

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Evidentemente había otras opciones: se podía crear un fondo específico con aportaciones de los Estados Miembros con una posición financiera sólida, o recapitalizar el Banco Europeo de Inversiones tras el fiasco de la recapitalización de 2012. O cerrar los agujeros fiscales por donde se opera el fraude en Europa, que según los expertos permitiría recaudar centenares de miles de millones de euros. Más allá de la imperiosa necesidad de modificar los tratados para avanzar hacia impuestos a escala europea y para aumentar significativamente el presupuesto comunitario, estas opciones se podían desarrollar en el marco jurídico actual. Incluso respetando el suicida marco presupuestario europeo. Había otras opciones posibles.

Pero no hemos obtenido ni tan siquiera eso.

Finalmente Juncker nos presentó un plan sin dinero nuevo. Básicamente la idea es dotar un fondo específico llamado "Fondo Europeo para la inversión estratégica" con 16.000 millones en garantías con fondos ya presupuestados del presupuesto general de la UE más 5.000 millones que aportará el Banco Europeo de Inversiones. Con estas garantías el Banco emitirá bonos por valor de 60.000 millones y será la institución encargada de manejar el fondo.

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Con ese dinero Juncker pretende crear crear un fondo "semilla" que ayude a movilizar inversión privada. El cálculo que nos presentó hoy prevé un apalancamiento de 15, es decir, que con 21.000 millones de euros en garantías se conseguiría movilizar recursos privados hasta alcanzar los 315.000 millones del plan de inversión.

A los Parlamentarios nos dejó atónitos este anuncio. Hasta el más acérrimo neoliberal sabe que ese factor de apalancamiento que prevé el Plan es totalmente irrealista. Tras años de sacar dinero de donde fuera para salvar el sistema financiero, parece insultante que ahora solo podamos proceder a recolocar unos pocos fondos y nos inventemos un multiplicador mágico.

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Tendremos en cualquier caso oportunidad de discutirlo, ya que la recolocación presupuestaria requiere modificar el Marc Financiero Plurianual y eso requiere el voto del Parlamento Europeo.

En el esquema presentado se prevé además que los 21.000 millones de euros de garantías asuman el riesgo de las inversiones, permitiendo al capital privado poner el resto y recoger las ganancias. Les suena lo de socializar las pérdidas y privatizar las ganancias? De eso se trata.

Y cuál será la forma jurídica del Fondo? De momento no sabemos nada, pero no es un tema menor. Si se opera como acuerdo intergubernamental dejará de nuevo al margen al Parlamento Europeo, como ya ocurrió con el MEDE. Ese Fondo debe ser fiscalizado democráticamente.

La única que parecía buena noticia fue el anuncio de Juncker de que las aportaciones adicionales de los Estados Miembros al Fondo no serían tenidas en cuenta a la hora de la revisión presupuestaria de la Comisión para el cumplimiento de los objetivos de déficit. Sería una buena noticia si no fuera porque esas aportaciones adicionales son voluntarias y no se ve el interés que pueda tener cualquier estado miembro en realizarlas. Es una manera de vender una cierta flexibilización presupuestaria que en la práctica saben que no se va a producir.

Alerta también nos ha generado el hecho de que en el Pleno del Parlamento algunos grupos propusieran que las inversiones de este fondo se vinculen a la profundización de las reformas estructurales. Si ese fuera el caso sería totalmente inaceptable, también desde el punto de vista económico: muchas de estas reformas, como señalaba un reciente informe de la OCDE en relación con la reforma laboral en España, están siendo un freno a la recuperación por su impacto negativo en el nivel de demanda agregada.

Finalmente, Juncker no dijo prácticamente nada sobre el destino de las inversiones. Es imperativa la necesidad de invertir recursos en la transición energética, para que Europa pueda cumplir con objetivos climáticos ambiciosos. Nada de eso. Juncker fue extremadamente vago con el destino del dinero. Además, sabemos que los Estados Miembros han remitido al BEI más de 1000 proyectos susceptibles de ser financiados por el plan, de los que ni la opinión pública ni los parlamentarios hemos sido informados.

Ante este desatino, el Grupo de los Verdes presentaremos en los próximos días un plan alternativo de inversiones. Uno que termine de verdad con la economía de la depresión permanente en la que se ha instalado Europa y de la que nuestros líderes no saben o no quieren sacarnos. Sí hay alternativas.

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