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Opinión · Dominio público

El ataque al Gobierno de Syriza con la complicidad de los medios

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Vicenç Navarro

Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra

Lo que estamos viendo en Grecia es un ataque frontal por parte de la Troika –el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional- y de los gobiernos conservadores, liberales y socialdemócratas –comprometidos con las políticas de austeridad- al gobierno Syriza, forzándolo a renunciar a sus políticas anti-austeridad en base a las cuales fue elegido en las últimas elecciones. Ni que decir tiene que hay diferencias en cómo los distintos gobiernos y los componentes de la Troika han intentado presionar al gobierno Syriza para que abandone su programa electoral, diferencias que he analizado en un artículo anterior (“Lo que se desconoce de las negociaciones con Syriza”, Público, 19.03.15). Pero, a pesar de las diferencias, el ataque, liderado por la Troika (y muy en particular por el BCE), ha sido despiadado y con mala leche (no hay otra manera de definirlo), extralimitándose en la brutalidad de sus intervenciones, mostrando que su intención era destruir al que consideran su enemigo: el gobierno Syriza y sus políticas antineoliberales, opuestas y alternativas a las desarrolladas por tales gobiernos, todos ellos de sensibilidad neoliberal.

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El primer acto de “guerra” (y es la manera de definirlo) se produjo ya diez días después de las elecciones, cuando el BCE cortó de pronto y a rajatabla su liquidez a los bancos griegos, en las condiciones que antes había recibido el gobierno anterior. Fue una decisión cruel, de enorme hostilidad y totalmente innecesaria, pues el acuerdo aceptado por el anterior gobierno griego permitía la continuación de dicha liquidez hasta más de tres semanas más tarde. La intención de tal decisión del BCE era provocar la huida de capitales de Grecia, desestabilizando la economía y generando un colapso financiero. Este era el objetivo de una decisión tomada, repito, solo diez días (ha leído bien, diez días) después de que el gobierno Syriza fuera elegido. El BCE quería la rendición rápida del gobierno griego.

Dicho gobierno tuvo que ceder en algunos puntos importantes, como renunciar a la reestructuración de la deuda. Pero (y es un importante pero) no abandonó ni renunció a la mayoría de sus medidas anti-austeridad, hecho ocultado en los mayores medios de información y persuasión españoles (incluyendo los catalanes). Es más, en febrero de este mismo año, el gobierno Syriza, contando entonces con el apoyo del 80% de la población griega, forzó un aplazamiento de cuatro meses en el vencimiento del mal llamado “rescate” que había firmado la Troika con el gobierno griego anterior. Pongo “rescate” entre comillas, porque tal dinero no rescató a la población griega, sino a los bancos alemanes y franceses entre otros (cuando la Troika y los gobiernos europeos, incluyendo el gobierno Rajoy, les compraron la deuda pública griega que tenían a fin de que no tuvieran grandes pérdidas), anteponiendo, una vez más, el rescate de los bancos a la ayuda a las personas, en este caso, a las clases populares griegas.

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Ahora bien, la Troika y los gobiernos del Eurogrupo exigieron al gobierno griego que señalara los cambios que haría para asegurarles que recibirían tal dinero, dándole de tiempo para presentar las medidas hasta finales de abril de este año, prometiendo que se prestarían entonces al gobierno griego 7.200 millones de euros, como parte del rescate. Pero mientras se hacía esta propuesta, el BCE añadió otra medida que dañó todavía más la economía griega: se negó a permitir que los bancos griegos tuvieran acceso al crédito en las condiciones acordadas con el gobierno anterior, creando un enorme problema para el gobierno griego y para el país. El intento era ahogar a la economía griega.

La cobertura de este ataque por los medios de información españoles

Esto es lo que está ocurriendo en Grecia. Es importante resaltar que las cantidades que se están manejando son extraordinariamente pequeñas para el BCE. Pero lo que el BCE quiere es escarmentar y castigar al gobierno griego y, ni más ni menos, destruirlo con la ayuda del gobierno Rajoy (y, por desgracia, también de voces importantes del PSOE y economistas y columnistas próximos a él, que ven al Podemos griego, Syriza, como su enemigo). Léanse el artículo del peripatético economista José Carlos Díez, asesor de Zapatero (“Frenazo brusco en Grecia”, El País, 27.03.15), donde cita lo que él llama el colapso del crédito y de la economía griega, sin citar en ninguna parte las medidas hostiles y negativas del BCE y de la Troika, atribuyendo el parón a la supuesta incompetencia del gobierno griego. Otro ejemplo es el artículo de José Ignacio Torreblanca (“El error de Tsipras”, El País, 27.03.15), que llega a escribir que el gobierno Rajoy estaba dispuesto a ayudar al gobierno griego a fin de derrotar “los dogmas con los que Alemania asfixia el crecimiento económico”, entre los cuales destacan las políticas de austeridad. Tengo que reconocer que tuve que leer este párrafo dos veces, pues el grado de ignorancia de la postura que el gobierno Rajoy ha adoptado en las negociaciones con Grecia es enorme. Como han documentado varios participantes en las negociaciones entre el Eurogrupo y Syriza, el gobierno Rajoy fue el máximo defensor de aquellas políticas de austeridad lideradas por el gobierno alemán, oponiéndose con gran dureza al gobierno Syriza. ¿Cómo puede la ignorancia o la manipulación alcanzar tales niveles?

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Una última observación sobre la cobertura de la situación en Grecia por parte de los medios españoles. Han aparecido muchísimos artículos críticos con el gobierno griego, algunos escritos con una gran hostilidad. Pero he leído muy pocos, repito, muy pocos (dos), en los mayores medios de información escritos y en papel que intentaran entender o presentar una versión distinta, en su defensa. Invito al lector a reflexionar sobre este hecho, pues debería preguntarse: ¿existe libertad de prensa en este país? Hemos estado viendo y leyendo una avalancha mediática en contra del sistema político existente en Venezuela, siendo presentado por los dos partidos mayoritarios del país como una dictadura. Y, sin embargo, en aquel país hay medios, tanto escritos como televisivos, de todos los colores, siendo la mayoría de derechas. Cualquier lector puede comprobarlo. Comparen luego con España. Solo dos artículos favorables al gobierno Syriza en los cinco mayores rotativos del país. De ahí que invito al lector a que se pregunte: ¿qué tipo de democracia tenemos en España? ¿No cree que la respuesta es que se trata una democracia enormemente limitada e insuficiente? Le sugiero que se movilice protestando y enviando denuncias de esta situación a los medios. Hoy, un pueblo, el griego, está siendo atacado por el propio gobierno español, y los medios están apoyando este comportamiento, con un sentido de militancia digno de una mejor causa. Por favor, proteste.

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