Opinión · Dominio público
Por un debate en el PSM
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César Giner Parreño
Juan de Mairena, el profesor apócrifo de Machado, aconsejaba a los alumnos que se habrían de dedicar a la política que no pensasen que su deber de retóricos era engañar al hombre con sus propios deseos, porque el hombre ama la verdad. Seamos humildes e inteligentes. Admitamos que después de las últimas elecciones se ha dado una paradoja inquietante en Europa. Las ideas del movimiento conservador, responsable del desastre económico, han ganado las elecciones y condicionarán el desarrollo europeo en los próximos años. En España, con menos severidad, hemos asistido a la victoria de los que propugnan el discurso de la derecha republicana estadounidense. La derrota del Partido Socialista en Madrid es importante. El PP no acusa la ausencia de gestión política de sus líderes ni los líos de corrupción de sus cargos públicos. El
PSM sigue la estela de derrotas contundentes marcada por las autonómicas de 2007. La presentación por diputados socialistas de la Asamblea de Madrid del documento “Por un Gobierno Socialista en Madrid 2011” pretende afrontar con valentía un debate colectivo para mejorar el proyecto político, el liderazgo social y las estrategias que deben provocar un cambio en el Gobierno de la Comunidad de Madrid, del Ayuntamiento de la capital y de la mayoría de los municipios de la región. La actualización del discurso y la proximidad con la ciudadanía son las claves del éxito. Otras circunstancias históricas se han resuelto positivamente para la izquierda a través del debate y de la participación en nuestro proyecto de una mayoría social. Al final de la década de los setenta, ante una sociedad anhelante de progreso y libertad, un grupo de militantes y simpatizantes del PSM, al calor del XXVIII Congreso Federal, lanzó un documento, las “59 tesis”, que denunciaba la esclerosis organizativa y los planteamientos acomodaticios del Partido durante la clandestinidad. Madrid necesita ahora un planteamiento similar, basado en el debate libre, que se extienda allende la militancia, mirando a esa sociedad que nos observa y que no se reconoce todavía en nosotros. Es la hora de la imaginación y de la participación.
Debemos abandonar el excesivo profesionalismo de la política y centrarnos en los ciudadanos. Necesitamos generar confianza y seguridad en todos aquellos que pueden decidir apoyar una opción moderna de izquierda. Algo no funciona en las actitudes y en el discurso socialista madrileño para conseguir con la ciudadanía una positiva relación político-emocional. La ciudadanía quiere ilusionarse con propuestas para cambiar Madrid, para recuperar un espacio ciudadano de tolerancia, de libertad, de cultura, de valores, y nos mira para ver en nosotros el liderazgo de la izquierda. Vamos a ser primero amigos de los que luego podemos ser dirigentes, decía Ortega. La ciudadanía demanda nuestra cercanía.
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Las claves del debate colectivo han de centrarse en la crisis y en las respuestas desde la izquierda. La crisis ha demostrado que “el fin de la historia” que pronosticaron los defensores de un capitalismo no comprometido con la sociedad era una construcción ideológica para asentar su proyecto de desvertebración social, de falta de diálogo y de arrinconamiento de la función pública del Estado. El movimiento conservador es responsable de no haber dotado al capitalismo de reglas que impidiesen la crisis, y de no abrir un debate público sobre los valores, el diálogo, la ética y la responsabilidad social de las empresas. El movimiento conservador tampoco supo delimitar la relación del Estado con el mercado.
En Madrid, esa manera de hacer de sus gobiernos conservadores ha generado desigualdades salariales y la debilidad de los servicios públicos, cuestionados a través de los procedimientos de gestión. El resultado es una fractura social que debemos denunciar con vehemencia. No caigamos en un silencio cómplice. Alentadas por un entorno de crecimiento, muchas familias madrileñas han comprado viviendas que tienen dificultades para pagar, han buscado escuelas que tienen que costear y seguros médicos que ahora tienen que abandonar. Los jóvenes tienen dificultades para encontrar un empleo de calidad. La derecha ha promovido una sociedad desigual con riesgos de descenso social. La confianza y armonía descansan sobre una base de igualdad social y económica.
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Abandonarse en manos de los mercados, como instrumento de referencia para todas las instituciones de la sociedad, acarrea graves problemas. Frente a la exaltación del mercado, el Estado debe ofrecer servicios públicos eficientes de calidad, de gestión directa y controles adecuados. La acción política y pública regional en los ámbitos como la I+D+i, la industria, la logística, el medio ambiente, el sector turístico, el financiero y el desarrollo de las industrias culturales, es una exigencia inaplazable de un modelo de economía sostenible. Es inmediato exigir a las entidades financieras la llegada del crédito a los emprendedores. Las instituciones autonómicas son Estado, aunque no le parezca así a la presidenta regional. El debate público fortalece al PSM cuando se realiza desde la reflexión y la aportación.
Busquemos la participación amplia de la sociedad, de los militantes, de los simpatizantes, en nuestro proyecto político. Así ganaremos liderazgo social para volver a ser la referencia de la izquierda en la región. La identidad del proyecto socialista para Madrid consiste en la integración, la cohesión, la cooperación y lo común en lo diverso de nuestra sociedad y del conjunto de la sociedad española. Construyamos los puentes de diálogo necesarios para la victoria en Madrid en el año 2011.
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César Giner Parreño es Profesor Titular de Derecho Mercantil de la Universidad Carlos III de Madrid y diputado PSM-PSOE.
Ilustración de Zunras
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