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Opinión · Dominio público

Vivienda y eso

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Guste o no, tenemos nuevo Gobierno, nuevo Consejo de Ministros y nuevas batallitas políticas que subrayar en la agenda mediática; sin embargo, el principal objetivo del team Sánchez/Díaz no puede ser otro que regular los alquileres y solucionar el problema habitacional.

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En política nacional no lo sé seguro, pero en local existe una especie de cortesía periodística –afortunadamente, ya se está perdiendo, el progreso me flipa– que dice que se debe dejar 100 días a un nuevo equipo de gobierno para que le dé tiempo a aprobar sus primeras leyes y medidas.

En este caso, es más que obvio que el Consejo de Ministros, en el que se sentará gente nueva como Mónica García o Pablo Bustinduy, tendrá que aprobar sus primeras movidas de gracia durante estos cien primeros días para marcar su identidad como ejecutivo (o quizá quieran ser continuistas con la anterior legislatura, todo puede ser), sin embargo, no pueden perder de vista que el primer interés de la población es el alquiler y el problema habitacional.

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Estas últimas elecciones, las del 23J, pasó una cosa entre curiosa y anecdótica: que PP y Vox no consiguieron la absoluta. En un escenario pospandémico, donde solo dos presidentes de lo que llamamos Primer Mundo (Trudeau y Macron) aguantan desde antes de 2020, Pedro Sánchez consiguió salvar los muebles y frenar a la ultraderecha y turboderecha.

Esta chilena por la escuadra en el minuto noventa, que produjo ictus y desvaríos en muchas casas encuestadoras que ya habían encargado por Aliexpress la peana para la cabeza del Perro Sanxe, se produjo por una movilización masiva de las mujeres ante las medidas mesopotámicas de Vox en las Comunidades Autónomas, pero también por los chavales.

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Lo que a mí me gusta llamar Efecto Bad Bunny fue la activación del votante centenial ante las movidas que las derechas estaban montando en las autonomías tras el 28M, pero también ante el desastre de su propio futuro.

Muchos chavales entendieron por primera vez, pues aquella era la primera vez que votaban, que el rollo pureta y abstencionista está muy bien para ligar en los conciertos de Los Chikos del Maíz, pero que deben controlar un poquito el BOE de su Estado si quieren controlar un poquito su futuro.

Esta movilización, creo yo, se debió a cosas como la sensibilización con el colectivo LGTBI (que la horda de siempre amenaza constantemente) o el sentimiento general de progreso ante las tinieblas de los posmofalangistas, sin embargo, fue determinante también la cuestión de los alquileres.

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No es ningún secreto, pues lo digo cada dos martes en esta columna, que una de las principales preocupaciones de los chavales es el precio de la vivienda. Básicamente, porque no podemos permitirnos un puto piso digno.

Esta situación, que cada día nos trae más de cabeza – pues cada día va a peor, abran Idealista – hizo que muchos nos movilizáramos masivamente y empezáramos a votar, entendimos, al bloque ideológico que prometía algún tipo de regulación, reforma o medida para paliar esta situación (ya no hablo ni de resolverla).

Con este contexto, somos muchos los chavales que hemos iniciado esta legislatura con la ilusión de ver cambios en los alquileres, no sé si como regulaciones profundas de los precios o ayudas masivas a los arrendatarios, pero creo que también podemos perderla si no se cumple lo dicho. ?

El nuevo Gobierno debe centrar todo su poder de relato y legislación en solventar un problema que nos impide a la mayoría vivir con dignidad; un problema que no se puede resolver individualmente, sino que debe ser atajado desde arriba. No puede pasar un minuto más, ni siquiera un segundo, sin que los nuevos ministros centren todas sus capacidades en esta cuestión.

No puede haber titubeos, peros o dudas; no puede desviarse ni un milímetro la atención; no se puede retroceder ni para coger impulso. Toda la producción legislativa del Consejo de Ministros debe apuntar ya hacia el principal problema material y mental de los chavales.

Y luego, si eso, vamos a por lo demás.

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