Carta abierta. Solidaridad internacional: Chile en crisis de derechos humanos

Un corazón formado con los colores de la bandera de Chilel, en el concierto por “El derecho de vivir en paz” en contra del Gobierno en el parque O’Higgins en Santiago (Chile). EFE/Fernando Bizerra Jr

La situación de los Derechos Humanos se ha deteriorado brutalmente en Chile en los últimos días. Aún más de lo que ya estaba deteriorada, y que muchos observadores de la ONU venían advirtiendo desde hace décadas. La decisión, totalmente irresponsable, por parte del gobierno de Sebastián Piñera de sacar a los militares a la calle, ha sido un desastre. Una jauría de bestias ha sido desatada. Los videos que circulan en las redes sociales son elocuentes: asesinado/as, detenciones arbitrarias, disparos sin sentido, palizas a gente totalmente desarmada y entregada, supuestos abusos sexuales a mujeres, quema de lugares por parte de la policía, etcétera, etcétera.

Nunca hubo educación de respeto a los Derechos Humanos con posterioridad a la Dictadura de Pinochet. Sólo hace poco tiempo se realizan exámenes psicológicos a quienes ingresan a los servicios de seguridad del Estado. Esta grave debilidad se muestra hoy con total virulencia. Las redes sociales dan cuenta de actuaciones extremadamente graves. Sebastián Piñera ha abierto las puertas del infierno y este se muestra con total vivacidad en videos que estremecen al mundo.

En este marco es necesaria la solidaridad de la comunidad internacional. Me permito recordar que, en el caso de Venezuela, tanto la prensa internacional como los gobiernos de la Comunidad Europea y de los Estados Unidos han condenado y declarado ilegítimo el gobierno de Nicolás Maduro. Hoy es necesario que condenen la actuación del gobierno de Chile. Este ha actuado de forma negligente, irresponsable y violenta. En este preciso momento se está vulnerando el legítimo derecho del pueblo chileno a manifestar su molestia con una clase política indolente e irresponsable.

Los contornos entre hechos violentos realizado por delincuentes y otros realizados por agentes del estado, hacen que hoy peligre gravemente la vida de chilenos y chilenas que se manifiestan de forma pacífica. Ante esta situación es de mínima moralidad y consecuencia política que los gobiernos de Latinoamérica, la Comunidad Europea y los Estados Unidos, expresen su condena a la situación de Derechos Humanos que actualmente sufre el pueblo chileno; pueblo que hace pocas décadas sufrió el terrorismo de Estado y que hoy da un ejemplo de movilización consciente y pacífica.