Opinión · Dominio público
Antimeme
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No me mandes más memes sin antes preguntarme cómo estamos y seguimos en casa.
Si es una memez de las de “reír” y mis padres están muertos o en una residencia, te haré llorar conmigo o te pediré que nos dejes en paz. Me contendré y no diré: “así te mueras”.
Antes de enviarme un meme que mete miedo, controla y gestiona el que sientes. Es lo propio de un adulto. Aprovecha para contarme historias con más Caperucitas valientes y menos lobos.
Si tu meme es una “noticia” o “testimonio” sin comprobar o no fiable, no la envíes a mi ventana digital. La tengo saturada y abro las de casa para aplaudir y hacer caceroladas.
Déjame un poco tranquilo, que me faltan pantallas para abrazar y homenajear a mi familia. Ahora descubro que era una familia “política” enorme: la Humanidad. Muéstrame la tuya, con minúsculas.
No envíes nada a listas de mensajes que no lees. Demuestras que te importamos un pito, nosotros y lo que nos decimos. Además, ¿no sabías que nadie ríe un chiste viejo? En todo caso sé un bufón audaz: ríete de los monarcas y emperadores. Nunca estuvo más claro que las cortes y los imperios son fuentes de infección.
Y si la rabia te puede, no seas buitre, halcón o alimaña. No comas ni esparzas despojos digitales. No devores palomas, tras llamarles “buenistas”. Come y da de comer. Escucha, habla y dialoga.
El odio siempre da más hambre. Se ceba en el débil o el invisible. Solo se sacia con muerte: de los odiados o de los odiosos. Generalmente, de los dos.
Si te aburres o no aguantas más encerrado, no seamos los cabestros del encierro digital. Comparte conmigo las aplicaciones para cuidar a los vecinos del edificio y del barrio, para compartir nuestros datos clínicos en estudios públicos o, viniéndonos arriba, para imprimir máscaras o respiradores 3D.
Ayúdame también a denunciar a las empresas que incumplen la normativa y a parar a los vecinos-policías-militares que no señalan ni detienen a los patrones, pero se ensañan con quien no tiene otra que cumplir su jornada. O que pasear a su hijo hiperactivo o discapacitado.
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Además, por favor, descuelga el teléfono y llámame. Te lo pido. Que nunca costó menos y hace siglos que no hablamos. Pierde tu tiempo, interrumpe y malgasta el mío. Nunca tuvimos tanto para oírnos y sentirnos. Te estoy pidiendo un “¿Me escuchas?” Mejor aún, un “¿Me sientes?” De aquellos de cuando fallaba la línea telefónica. Ojo, que si mandas un mensaje de voz, te borro de la agenda.
Porque me tienes frito, estás a punto de quemar nuestra relación. El horno no está para bollos ni para bulla. Encima de estar confinado en casa, no me encierres en tu burbuja digital.
No niegues ni escamotees lo evidente. COVID no mata a todos por igual. El virus es “democrático”, la economía no. Y nos ha pillado ya enfermos. Los ricos están de vacaciones en sus segundas residencias. Nuestros padres y abuelos solo tienen una. No pudimos o no quisimos ofrecérsela en casa.
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¿Quieres echar unas risas de verdad? (Video)llámame y quedamos; si puede ser, traemos gente.
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