Opinión · Dominio público
Chato, qué días tan extraños
Abogado de la Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina.
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Querido Chato, qué días tan extraños estamos viviendo, en los que se acumulan sentimientos y emociones tan diversos y encontrados como impotencia, rabia, dolor, tristeza, compañerismo, solidaridad y también esperanza. Tan extraños que, a las puertas del mes de abril, algunos copos de nieve han caído sobre Madrid. Tan excepcionales, compañero, que llevamos diez días sin hablarnos. Creo que, desde que nos conocimos hace años, nunca hemos estado tanto tiempo sin comunicarnos.
No te voy a negar Chato que estos días de ausencia, agravados por estas circunstancias tan excepcionales de confinamiento, generan un síndrome de abstinencia duro, pero se superará. Hasta la Dehesa de la Villa te extraña.
Pero no te preocupes, todas las personas que conforman la CEAQUA y se integran en sus organizaciones, como en otras ocasiones, transformarán estos momentos tristes en energía suficiente para lograr revertir las políticas de impunidad de un Estado que es incapaz de ofrecer protección, reconocimiento y justicia, sobre todo justicia, a todas aquellas personas y sus familiares que sufrieron las atrocidades de un régimen tan criminal como el franquista. En definitiva, de un Estado que violenta gravemente los derechos humanos de su ciudadanía y que no termina de comprender que ello no es un problema del pasado -como tú decías-, todo lo contrario, es un problema del presente y que se proyecta sobre un futuro incierto en la medida en que la construcción democrática, que tiene carácter dinámico, no puede tener ninguna complicidad con el fascismo. Y ese trabajo y ese nivel de exigencia, debe ser desarrollado por la sociedad en su conjunto, pues nadie sobra en la defensa de la memoria democrática, de los derechos humanos y, por tanto, nos debe implicar a todas y a todos. Sencillamente nos encontramos ante la aspiración, reivindicación y lucha para la obtención de una sociedad mucho más justa, democrática, solidaria y respirable.
Eso sí, nos faltará tu liderazgo, tu perseverancia, tu compromiso, tu discurso, tu empatía, tu resistencia, tu indignación, tu cariño y, en definitiva, tu saber hacer y saber estar. Por supuesto también nos faltará el punto final en nuestras reuniones cuando convocabas al personal a la “comisión de cañas” en el bar más cercano.
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Estos días me gusta imaginar que estarás por ahí, con nuestro querido Carlos Slepoy, al que tanto extrañamos también, compartiendo un buen vino, una buena comida y un buen postre, pensando y hablando en qué tipo de acciones hay que emprender y qué trabajo hay que desarrollar a nivel estatal e internacional.
Querido Chato, qué días tan extraños. Te echaremos de menos, nos acompañarás siempre, y continuaremos batallando, heridos, pero no vencidos, aún a pesar de las grandes dificultades que nos genera tu ausencia.
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