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Opinión · Dominio público

El recibo que no deberíamos pagar una generación entera de socialistas es el de Carmona

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Lo de las puertas giratorias era una historia que ya nos abochornaba a los que militábamos en las juventudes socialistas allá por 2010. Recuerdo las conversaciones de compañeros y compañeras que con algo más de veinte años manifestábamos nuestra indignación ante la noticia de un nuevo fichaje con nombre de ex representante institucional del Gobierno de España por alguna gran ex empresa pública.

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Entre la militancia socialista estas cuestiones eran y son inaceptables. Cada cual puede hacer con su carrera profesional lo que le plazca pero cuando tomas una decisión de esta índole debes preguntarte cuánto daño le hace a tu partido una oportunidad que no hubieses tenido nunca si no militaras en él.

Militar en una organización política como el PSOE nos compromete con unas ideas pero también con un código de conducta, si te lo saltas el daño mayor se le hace a la organización.

El PSOE, en estos más de diez años, ha apostado claramente por la regeneración democrática dentro y fuera de sus filas. Y prueba de ello, es que tras la noticia de la entrada en Iberdrola de Antonio Miguel Carmona, el partido a través de su portavoz, Eva Granados, no ha tardado en expresar su rechazo ante tal decisión. En otros tiempos, las palabras gruesas no habrían salido en una rueda de prensa en Ferraz.

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Es cierto que Antonio Miguel Carmona hace tiempo que no ocupa ningún cargo institucional en el partido socialista, pero no es menos cierto que su trayectoria ligada al partido hace que la ciudadanía lo vincule fuertemente a la organización. La consciencia de esto mismo debería ser suficiente para rechazar la rimbombante vicepresidencia de Iberdrola.

El contexto y el fondo también son importantes. Estamos asistiendo a una subida del precio de la luz inédita, y el Gobierno de España está haciendo todo lo que está en sus manos para amortiguarla en el recibo que pagan los ciudadanos y ciudadanas. El compromiso del presidente del Gobierno es firme: bajada del IVA e impulso a otros cambios estructurales para reducir los beneficios de las grandes empresas. Mientras esto ocurre, sabemos que las empresas eléctricas podrían arrimar el hombro de modo que ayudasen a frenar estas subidas históricas del precio del MWh.

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Me siento orgullosa de pertenecer a un partido que hoy rompe su silencio cuando la conducta de un compañero no es ética. Representamos una generación de socialistas que no están dispuestos a pagar la factura de su comportamiento.

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