Opinión · Dominio público
La buena educación
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Es posible, y así quiero creerlo, que ni Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, ni José Luis Martínez Almeida, alcalde de la capital, fueran conscientes de la dimensión humana, literaria y madrileña de Almudena Grandes cuando decidieron pasar por su muerte temprana sin mirarla siquiera. También puede deberse a que ni Ayuso ni Almeida, como apuntaba el periodista Manuel Rico, hayan leído nunca a Almudena. Ellos se lo pierden, aunque ese vacío aún puede llenarse y créanme que es un regalo para el alma, además de una conexión inmediata con el Madrid que ambos han declarado no representar desde el momento en que negaron sus condolencias a tantos ciudadanos/as de Madrid que acudieron a despedir a Almudena Grandes cargados con sus libros al cementerio civil de la capital, ése donde la jerarquía católica mandaba a enterrar a "comunistas, socialistas, masones, protestantes, judíos, agnósticos, librepensadores, suicidas…" y Almudena quiso ser enterrada.
Después de Galdós, Almudena. Después de Benito, Grandes. Nunca entenderán ni querrán a Madrid quienes ignoren su obra y le den la espalda.
Por todo el cariño y el respeto infinito que tengo a Luis García Montero, viudo inconsolable que ha pedido que no se haga batalla política con la despedida de Almudena, voy a subrayar con la institucionalidad debida y la buena educación, la torpeza o la bajeza -quién sabe- de estos dos altos cargos que representan a todos los madrileños y madrileñas y que están obligados a rendir homenaje y agradecer infinitamente a quienes hacen de Madrid un lugar mejor con sus libros, su música, su cine o su teatro. Precisamente, quienes se jactan de valedores de la "libertad" olvidan que es la cultura la que nos hace libres y no la ignorancia y el desprecio por ella.
Lo que no hicieron Ayuso y Almeida, desde el sábado que conocimos la tragedia de la muerte de Almudena, lo hicieron, sí, Pablo Casado, presidente del PP; Andrea Levy, Delegada de Cultura, Turismo y Deporte del ayuntamiento madrileño, y Marta Rivera de la Cruz, consejera de Cultura, Turismo y Deportes de la Comunidad de Madrid. Si leen estos mensajes, los de dos dirigentes del Partido Popular (PP) y una exfundadora de Ciudadanos, comprobarán cuánto de evidente y patético resulta el silencio de sus compañeros de partido, pero sobre todo, de dos gobernantes, alcalde y presidenta regional, que deben a todo el pueblo de Madrid su sueldo y el honor de servirle. Madrid, que son muchas, pero que es una con Almudena y ya la llora para siempre.
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