Opinión · Dominio público
"Juan y Medio vive, la lucha sigue"
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Al final -han coincidido varios usuarios de redes sociales este fin de semana- quien mejor defiende la identidad de Andalucía es Juan y Medio, presentador de éxito en televisión y que ahora encabeza el magazine de la tarde de Canal Sur, la televisión autonómica que Macarena Olona quiere cerrar en cuanto llegue a la (Vice)Presidencia andaluza. Es posible que a Vox le vaya mejor en estas elecciones que en las de 2019, según las encuestas, pero lo que no le resten sus ataques a los derechos humanos o a las libertades más fundamentales podría arrancárselo su afán por cargarse la televisión pública de Andalucía.
Juan y Medio no se anduvo con chiquitas a la hora de mandar un mensaje cargado de intención a la candidata de Vox sobre ese cierre (que tome nota Juanma Moreno también, por si las moscas), como tampoco lo hizo gritando "¡Por la república!" porque el rey Felipe VI hizo menos cuarentena de covid que el resto de españoles. Fue literalmente ovacionado en las redes en ambas ocasiones.
Hace dos años, en 2019, una encuesta realizada por Gfk para la Federación de Organismos de Radio y Televisión Autonómicos (FORTA), mostraba el apoyo tajante de los españoles por sus correspondientes televisiones públicas autonómicas: un 73,4% consideraban "necesarios" estos canales para potenciar las culturas y las lenguas, en caso de tenerlas, de sus territorios. Es decir, la mayoría de ciudadanos es consciente de la diversidad que representa cada autonomía dentro de España y le gusta y necesita verla representada. Aquello, precisamente, que la ultraderecha quiere cambiar: la diversidad por la homogeneidad; el Estado autonómico -o más allá- por el Estado centralizado, con todo el poder concentrado en Madrid, sin contrapesos que luchen por las distintas culturas que hacen mucho mejor a este país y que son, precisamente, su valor añadido. Todo eso debe irse fuera, para Vox, o estar supeditado a la cultura católico-castellana, que ellos llaman española.
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Seguro que la gestión de las televisiones autonómicas es manifiestamente mejorable en algunas de ellas, sobre todo, si el poder no las instrumentaliza como canal electoral o para tratar de liquidarla a corto o medio plazo, como en el caso de Telemadrid (*), cuyas audiencias se sitúan a mucha distancia de las principales autonómicas públicas desde que el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso y su comparsa de Vox decidieron entrar en ella como elefante en cacharrería y cargarse la buena etapa que había liderado Jose Pablo López, al que echaron, asimismo, con esa "buena etapa". Y hablamos de la etapa de Cristina Cifuentes (PP) apoyada por Ciudadanos, nada de comunistas-bolivarianos-etarras-comeniños-y-revientaestados. Como con las autonomías, la ultraderecha no está de acuerdo con los canales públicos territoriales, pero pide que les entrevisten en ellos día sí, día también. Ya saben: utilizar los resortes de la democracia para cargarse la ídem tan delicada que nos hemos dado.
A Juanma Moreno, como a Alberto Núñez Feijóo en Galicia, ni se le pasaría por la cabeza pedir el cierre de Canal Sur en Andalucía, acá la TV de Juan y Medio. Desde luego, la TVG le ha venido de maravilla a Feijóo para su gestión de sí mismo en los informativos, con gran y largo cabreo de los trabajadores del ente autonómico, que acumulan más de 200 Venres Negros en protesta por la descarada manipulación de la Xunta de los medios de la Corporación de Radio e Televisión de Galicia (CRTVG). Al resto de presidentes autonómicos, tampoco.
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Las televisiones públicas, no obstante, solo son un símbolo de lo que significa la entrada de Vox en los gobiernos autonómicos y, si se tercia, en el central: una cultura primera a cuidar, la suya, y una incultura restante a eliminar, la de los y las demás.
(*) Audiencias autonómicas mayo 2022, Barlovento Comunicación: TV3, 13,9%; ARAGÓN TV 10%; TVG 9,6%; ETB2 9%; CANAL SUR 8,1%; TPA 7,8%; CMM 6,7%; Telemadrid 5,5%; TVCan 5,2%; La 7TV 5,2%; IB3 5%; C EXT TV 4,8%; A PUNT 3%; ETB1 2,6%
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