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Opinión · Dominio público

Los tres ríos que desembocan en Sumar, de Yolanda Díaz

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“No es el momento de los partidos”. Hasta ahora, esta era una de las ideas más repetidas por Yolanda Díaz desde que inició el proceso Sumar que ha de llevarle a ser la candidata de la izquierda a la presidencia del Gobierno en las elecciones generales previstas para fin de año. “El protagonismo lo ha de tener la ciudadanía”, esta solía ser la frase que acompañaba a la idea principal, reiterada también una y otra vez por la propia Díaz.

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Este viernes, la vicepresidenta segunda del Gobierno reconocía haber mantenido conversaciones con diferentes partidos políticos (Podemos, IU, Más País, Más Madrid, Compromís...) de cara a la conformación de la candidatura conjunta para las generales. La cosa avanza, pese a que lo hace a cámara lenta, ejemplo de la personalidad de la política gallega que no permite que nada ni nadie le imponga los ritmos.

Hasta tal punto esto es así que todavía no ha terminado su proceso de escucha a la ciudadanía, ni ha presentado su proyecto de país, y estamos ya en la recta final del mes de febrero del 2023. Va tarde, muy tarde; despacio, muy despacio. Si Díaz no se dilata más en el tiempo, debería ser el próximo mes de marzo cuando culmine el proceso de escucha y la redacción del proyecto. Y es que esto iba a suceder, primero, en otoño del 2022, después a final de año, al pasar las vacaciones navideñas, al pasar Reyes, febrero era la última apuesta… Ahora, parece que será marzo. Veremos.

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Tres líneas de trabajo convergerán en el momento en el que el proyecto se convierta, por fin, en una candidatura. Tres ríos que desembocarán en el mar de Yolanda Díaz, Sumar. Una candidatura, por cierto, que no concurrirá a las municipales ni autonómicas, para desesperación de algunos, pero que se deberá implicar en la campaña de las izquierdas de estos comicios, al menos allá donde no compitan dos partidos a los que ella aspira a representar en el ámbito estatal. La capilaridad territorial es relevante para un proyecto político, aunque este aspire a presentarse únicamente a unas elecciones estatales.

Por un lado, en las próximas semanas, culminará el proceso de escucha. Con él, la exdirigente de IU pretendía acercarse a la gente, recorrer las calles y percibir directamente el sentir de la ciudadanía. Para ello, ha recorrido buena parte del país, desde Euskadi hasta Albacete (próximamente), desde Extremadura a Catalunya (falta Andalucía), y, en los actos, han tomado la palabra activistas, sindicalistas, profesionales de diferentes ámbitos…

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Por otro lado, Díaz se rodeó de especialistas, académicos, gente del mundo de la cultura y de distintas disciplinas para que elaboraran, a través de unos grupos de trabajo participativos, un proyecto de país para la próxima década, una suerte de programa político para diseñar la España que queremos en los próximos diez años. Con estas dos líneas lanzaba un mensaje: la política no solo se hace en los despachos de las instituciones o en las sedes de los partidos políticos; las ideas políticas se gestan también fuera de esos muros, en la sociedad civil, entre expertos profesionales y académicos.

Faltaba una tercera pata, sin embargo, que es la que más horas de radio y televisión copa, la que más tinta gasta en las imprentas. Un tercer río. ¿Qué pasa con los partidos políticos? ¿Qué rol han de jugar estos en el nuevo proyecto Sumar? Los partidos políticos, instituciones muy mal valoradas por la ciudadanía y que no gozan de popularidad entre la ciudadanía, habían sido apartados del proceso de conformación de Sumar por la también ministra de Trabajo. Esto generaba incomodidad en los mismos, al no tener clara cuál iba a ser su presencia en un proyecto todavía por definir.

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Las tensiones habían ido in crescendo entre Podemos y el entorno de la vicepresidenta. Hasta navidad. Desde entonces, acuerdo tácito entre las partes para enfriar una relación que se estaba convirtiendo en demasiado tóxica como para retomarla al cabo de unos meses. Tregua en el grupo dirigente de Podemos, próximo a la actual secretaria general, Ione Belarra, a la número dos del partido morado, Irene Montero y al exlíder, Pablo Iglesias. Momento de desinflamar las heridas para generar un ambiente, al menos, propicio para sentarse a hablar. Y ese momento ya ha llegado. Yolanda Díaz y Podemos se han sentado a hablar sobre la futura confluencia, tal y como reconocía la gallega este viernes.

La formación de Belarra reclamaba que Díaz acelerase su proyecto y aclarar qué papel tendrá el partido dentro del proyecto. Podemos se niega a integrarse en un algo más amplio, prefiere mantener alianzas en formas de coalición electoral. Ahora, Díaz ya reconoce como interlocutores a los partidos políticos. No solo a Podemos, también a IU, PCE, Más País, Más Madrid, Compromís… Yolanda Díaz podrá anunciar el pistoletazo de salida de Sumar como candidatura hacia las generales habiendo reunido tres líneas de trabajo distintas, haciendo confluir a tres ríos en su desembocadura: la ciudadanía recogida en el proceso de escucha, las ideas de los grupos de trabajo expertos que elaboran el proyecto de país, los partidos políticos y sus militancias. Va lento, pero va.

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