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Opinión · Dominio público

La amnistía y la extraña pareja

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Uno de los grandes argumentos contra la amnistía (o como se vaya a llamar) de los condenados en pasado, presente y futuro del procés es el principio de igualdad; es decir, ¿cómo le explicas a la gente que, por ejemplo, Carles Puigdemont -el nombre que más rabia genera en los antinacionalistas-, un "prófugo" de la Justicia española, se va a ir de rositas y volver a Girona con la que lio en 2017, montando un referéndum sin validez y proclamando una República Catalana de segundos? La otra parte, a favor de la amnistía, la desjudicialización del procés y mayoritaria en España según algunas encuestas, cree que el conflicto de Catalunya, siendo político y al que la política dio la espalda entonces, nunca tendría que haberse judicializado, por lo que no tiene sentido hablar de principio de igualdad cuando la desigualdad se cometió con todos los excesos del Gobierno contra el legítimo independentismo catalán y pese a los errores de éste, que los hubo y clamorosos; un independentismo, que además, tenía la mayoría parlamentaria, soberana, en Catalunya.

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Partiendo, pues, de que la desigualdad se cometió llevando ante al Tribunal Supremo y a la cárcel a algunos dirigentes independentistas, mientras que otros como Puigdemont optaron por salir de España, la amnistía, o el olvido, tendría sentido por cuanto pondría el marcador a cero para poder abordar políticamente, esta vez sí, un conflicto como el legítimo anhelo soberanista catalán, que tras las elecciones generales -no extrapolables a unas autonómicas- no sería mayoritario. Que la política es la respuesta lo demuestran estos años de convivencia entre independentistas y no independentistas, por más que quienes viven del conficto permanente para sacar tajada se inventen secuestros y linchamientos contra españoles que solo hablan castellano en Catalunya y delirios parecidos.

Ahí tenemos al dúo pizpireto González&Guerra, que en su enconamiento contra el independentismo que no es Jordi Pujol o los delitos que no son los del GAL, Juan Carlos I, los evasores fiscales o Rodolfo Martín Villa (¿o más bien contra Pedro Sánchez y/o cualquier líder del PSOE que no sean ellos?), han hablado de rebelarse, aunque sin explicarnos cómo pretenden hacerlo desde sus acomodadas poltronas y venerables edades: si van a coger el fusil, incendiar La Moncloa o tirar cócteles molotov frente al Congreso el día que prospere la ley de amnistía (o como se llame), en su caso.

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Por supuesto, González&Guerra no están solos; les acompañan una recua de antiguos altos cargos o dirigentes del PSOE felipista&guerrista empeñados en que el traje de conservadores les vaya quedando estrecho y se les acabe ajustando más el de rancios de derechas. Ellos apelan a la Transición, a que se la van a cargar, como si una etapa pasada fuera destructible, como la Edad Media, por ejemplo, en donde parecen situarse, por cierto, estos políticos. La Transición, por cierto, que trajo una ley necesaria de amnistía -y discutible en su forma en todo caso-que sacó de las cárceles franquistas a muchos presos/as políticos y dejó en la gloria, en la nobleza y en altos cargos empresariales a criminales franquistas y a sus cómplices.

"No me vas acomparar una ley preconstitucional en un periodo de fin de dictadura", te dicen con displicencia. En asoluto, y debemos alegrarnos por eso pese a las heridas y el dolor que aún provoca el franquismo en el siglo XXI con la desmemoria y los del relato paralelo, pero el conflicto catalán es el más importante que afronta España desde hace lustros, después de desaparecer ETA, y las soluciones se buscan progresando, no mirando hacia la santificada Transición, que de santa tiene nada y como referencia para esto, no sirve tampoco. Tiempos nuevos, soluciones nuevas y siempre democráticas.

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González&Guerra, después de los que cada uno echó por la boca del otro, van desde hace un tiempo de la mano para tratar de boicotear al secretario general del PSOE de turno, si no lo han bendecido (elegido) ellos: pasó con Borrell como candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno (el secretario general, Joaquín Almunia, sí era de los suyos) y con Zapatero y Sánchez en el liderazgo del partido. El 20 de septiembre, con el intento de investidura de Feijóo a seis días y en plenas negociaciones para intentar que se reedite el Gobierno PSOE-Sumar, el expresidente presenta las memorias de su exvicepresidente en el Ateneo de Madrid, La rosa y las espinas (La Esfera de los Libros). No se lo pierdan.

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