Opinión · Dominio público
Carretaxe
Jefe de Política de 'Público'
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La brújula se desvía unos grados hacia el oeste, la aguja señala a Galicia. Las miradas se posan sobre este país que el próximo 18 de febrero celebra elecciones. La campaña arrancaba la noche del pasado jueves con las tradicionales pegadas de carteles. Las calles de pueblos y ciudades lucen, hoy, los rostros insolentes de las y los candidatos, que parece que todo lo vigilan desde sus marquesinas. Las plazas, más concurridas de lo habitual por la sucesión de actos electorales. Dos semanas que se pueden hacer demasiado largas, o muy cortas.
Alfonso Rueda se estrena en unas elecciones como cabeza de lista. El cargo que ostenta actualmente como presidente de la Xunta tan solo está legitimado, hasta el momento, por el dedazo de su antecesor, Alberto Núñez Feijóo. El PP plantea una campaña a diferentes ritmos, porque diferentes son los objetivos. Su meta está clara: revalidar la mayoría absoluta conservadora y el gobierno autonómico. Pero los objetivos, como decimos, son distintos. No ansía lo mismo Rueda que Feijóo. Quizás por eso el PP desplegará dos caravanas diferenciadas por las carreteras gallegas, las cuales algunas veces confluirán y otras se alejarán en la encrucijada. Quizás los mensajes que lancen uno y otro no tengan mucho que ver. Tres caravanas, si contamos con la participación estelar de Mariano Rajoy.
Rueda desea que no ocurra nada, que pase el tiempo deprisa, que la campaña sea silenciosa, alejada de estridencias. Si nada ocurre, es complicado que el PP se deje por el camino hasta cuatro escaños necesarios para que pierda la mayoría absoluta. En 2020, Feijóo logró 42 diputados en el Pazo do Hórreo, sede del Parlamento gallego. La mayoría absoluta se sitúa en los 38 escaños. El equipo del actual presidente autonómico quiere controlarlo todo, hasta las conversaciones de los próximos días. Por ello, Rueda solo participará en un debate. Lo organiza la CTVRG, el ente público de la radiotelevisión gallega, el cuál tantas denuncias de trabajadores y usuarios por manipulación informativa aguanta a sus espaldas. Será un debate a cinco, en el que el PP quiere escenificar que a un lado está Rueda y al otro una izquierda caótica que no es capaz de ponerse de acuerdo (BNG, PSdeG, Sumar y Podemos). Curiosamente, no está Vox invitado. Solo una derecha, no se vayan a dispersar los votos.
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Feijóo, por otro lado, también se examina en su Galicia natal, en la tierra que le vio crecer también políticamente. El actual presidente del PP llegó a la sede de la madrileña calle de Génova en abril de 2022 con el único objetivo de arrebatarle la Moncloa a Pedro Sánchez. Feijóo, desde el pasado mes de julio, es, por tanto, un político fracasado y busca resarcirse pronto. Todas las esperanzas de su equipo están en que la diversa y exigua mayoría que sustenta al Gobierno de coalición se rompa y se precipite la legislatura, y esta semana el no de Junts a la amnistía ha sido un paso de gigante en esa dirección. Pero si el PP pierde la mayoría absoluta en uno de sus principales feudos, la Galicia de Fraga, Rajoy y Feijóo, lo que se puede precipitar no es tanto la legislatura de Sánchez, sino la calma en la zona noble genovesa. Por eso, mientras en la campaña de Rueda apuestan por el susurro, en la caravana de Feijóo se espera el alto voltaje propio de Isabel Díaz Ayuso y Miguel Ángel Rodríguez que caracteriza tanto el liderazgo de Feijóo, pese a que su voluntad inicial no iba por estos derroteros. En el autobús de Feijóo se escuchará mucho una palabra, y rima con tía, y no es Rosalía.
El BNG ya ha conseguido mucho, y eso que la campaña tan solo acaba de comenzar. Su metódica líder, Ana Pontón, con su trabajo parlamentario y como líder de la oposición durante los últimos cuatro años, ha sembrado la creencia de que el cambio es posible. El cartel del partido lo evidencia: "Agora!", reza el eslogan, acompañado de una foto del rostro de la candidata. La sensación de que hay una alternativa al PP y esta es el BNG existe, y eso pone de los nervios al PP que tiene, como hemos visto, mucho más que perder a que ganar. Las encuestas le dan una subida de hasta dos o tres escaños, la pasada legislatura había 19 diputados nacionalistas gallegos en el hemiciclo de Santiago.
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El PSdG recupera a José Ramón Gómez Besteiro, quien estaba escrito que sería el candidato a la Xunta hace años pero un extraño caso de lawfare le hizo retirarse de la vida política y pública. Todas las acusaciones fueron archivadas sin que ni siquiera hiciera falta abrir juicio. La obsesión socialista de esta campaña está en que el cambio no sea posible porque su candidatura no suba lo suficiente y acabar con el maleficio por el que le votan más en municipales y generales que en autonómicas. Actualmente, tiene 14 diputados. Si el BNG sube tres y el socialismo dos, hay cambio. Pedro Sánchez tiene previstas, al menos, una visita por semana a Galicia; también José Luis Rodríguez Zapatero que, tal y como demostró en la campaña del 23J, está en estado de gracia.
Sumar se enfrenta a una difícil campaña tras la ruptura con Podemos, que concurre por primera vez con sus siglas en unas autonómicas gallegas. El proyecto que lidera Yolanda Díaz busca al electorado de izquierdas que no se siente nacionalista, pero se arriesga a que sus votos no sean "útiles" para expulsar a la derecha de la Xunta. Pontevedra y A Coruña son las provincias a las que dirigirán sus esfuerzos, para no dispersar el voto progresista que va al BNG o al PSdeG en Lugo o Ourense. Se espera desembarco de ministros de Sumar para apoyar a Marta Lois, la cabeza de lista, durante estos días en Galicia y la propia Díaz estará al quite en su tierra.
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Hoy, sábado, sin ir más lejos, el acto en Ferrol aglutinará a la vicepresidenta y al flamante portavoz parlamentario del Grupo Plurinacional, Íñigo Errejón. Las encuestas le dan a Sumar de cero a dos escaños, puede ser una fuerza decisiva en el cambio o ser la causa que lo frustre. Mucha presión en una fuerza política que celebrará su asamblea fundacional en las próximas semanas. Un partido que puede arrancar su andadura con el viento gallego a favor, o totalmente en contra.
Carretaxe es una expresión que en Galicia todo el mundo conoce. Tiene que ver con transportar en carretilla. Llevar hasta el colegio electoral votantes o votos es una práctica que sobrevuela el imaginario gallego. Las sospechas sobre la manipulación electoral en la Galicia dominada por el PP. Alguien sembraba una duda esta semana en una conversación de bar. "¿El PP de Rueda sabrá de carretaxe?" o "¿Quién lo va a llevar a cabo en la provincia de Ourense ahora que no la dominan los Baltar?". Comentarios que se escuchan en una Galicia expectante. "Si hay cambio, tiene que ser ahora, o nunca", repite la gente progresista por aquí. Pese al carretaxe, si lo hubiera.
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