Cargando...

Opinión · Ecologismo de emergencia

¿Sequía o exceso de consumo?

Publicidad

Santiago Martín Barajas

En las últimas semanas, tanto administraciones como medios de comunicación, están afirmando que estamos soportando un periodo de sequía muy intenso, y de hecho, hay bastantes embalses con niveles muy por debajo de la media de los últimos años. Vamos a analizar con datos cuál es la situación real.

Click to enlarge
A fallback.

>En las últimas semanas, tanto administraciones como medios de comunicación, están afirmando que estamos soportando un periodo de sequía muy intenso, y de hecho, hay bastantes embalses con niveles muy por debajo de la media de los últimos años. Vamos a analizar con dato

A finales de agosto, los embalses españoles se encontraban al 42,02% de su capacidad, mientras que para las mismas fechas en 2016 el volumen de agua embalsada era del 55,83%. Es decir, en tan solo un año la reserva de agua de nuestros embalses se ha visto reducida en casi 14 puntos.

Según los datos de AEMET, en 2016, llovió en España un 5% por encima de la media. En cuanto a 2017, es cierto que hemos tenido una primavera bastante seca. Sin embargo, ¿cómo es posible que con la enorme red de embalses existentes, una sola primavera seca produzca una reducción tan importante en el volumen de agua embalsada?

Publicidad

La causa principal se encuentra en el enorme crecimiento del consumo de agua que se ha producido en los últimos años en el regadío, que ya desde los años noventa suponía más del 80% del consumo total de agua en España. Según datos del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, la superficie de regadío en España ha pasado de 3.344.000 Has. en 1998 (Plan Nacional de Regadíos-Horizonte 2008), a 4.073.654 en 2015 (Planes hidrológicos de las demarcaciones hidrográficas 2015-2021). Es decir, en tan sólo 17 años, la superficie regada en España se ha incrementado en casi un 22%. Y eso sin contar los regadíos ilegales o “alegales” que existen, y que son numerosos y extensos en determinadas zonas, y que también han crecido en los últimos años.

En definitiva, lo que está ocurriendo es que, debido al incremento del consumo que se está produciendo en el regadío, el agua que entra en los embalses pasa poco tiempo en los mismos, derivándose rápidamente al regadío. Los embalses están perdiendo poco a poco su misión de almacenamiento de agua, pasando a ser poco más o menos que depósitos cada vez más temporales de agua. Se podría decir que el agua en los embalses, según entra, sale.

Publicidad

Existe también otro factor a tener muy en cuenta, que son los efectos del cambio climático. Según los datos de AEMET, la temperatura media en España se incrementó en el periodo 2006-2016 en 0,91 grados centígrados con respecto a la del periodo 1971-2000. A consecuencia de ello, y para un nivel más o menos similar de precipitaciones, las aportaciones a los cauces en régimen natural (el agua que realmente podemos aprovechar), se ha visto reducida del orden de un 20% en 25 años. Es decir, la subida de aproximadamente un grado centígrado en la temperatura media, ha reducido el agua disponible en España del orden de un 20%. Y a pesar de ello, en esos mismos años, el consumo total de agua en el sector agrario ha seguido incrementándose de manera importante.

¿Cuáles son las perspectivas de futuro? La verdad es que son poco halagüeñas. Por una parte, la reducción del agua disponible a causa del cambio climático es previsible que no sólo continúe, sino que además se acentúe en los próximos años. Por otra parte, en los planes hidrológicos de las demarcaciones hidrográficas 2015-2021, aprobados por el Gobierno en 2014-2015, si bien se prevé que el consumo en el abastecimiento a poblaciones se mantenga más o menos estable, no es así en el regadío pues, en los citados planes, se prevé la creación para los próximos años de casi 700.000 nuevas hectáreas de regadío. Ello supondría un incremento neto del consumo actual de agua de alrededor de un 10%.

Publicidad

En definitiva, el incremento continuado de las demandas en el regadío, que además se prevé que continúe, unido a la reducción del recurso disponible a causa del cambio climático, está llevando a una buena parte de España hacia una situación de cada vez mayor insostenibilidad y fragilidad hídrica, que hace que tan sólo una primavera seca nos coloque en una situación de alarma.

Nuestro clima se caracteriza porque cada cierto tiempo se produce una sequía que se extiende durante varios años. ¿Qué va a ocurrir cuando llegue de verdad la próxima sequía?

Publicidad

Publicidad