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Opinión · Ecologismo de emergencia

Neocórtex, Cosmos y Responsabilidad ambiental

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Mario Morales

Jana es la esperanza del mundo.

Al menos es mi esperanza.

A mediados de semana cumplió 10 años.

Después de dos años de catequesis, hizo la primera comunión un domingo de junio.

Cuando terminó el evento, y en el momento en que bajó la tensión ambiental, nos cogimos de las

manos, me miró a los ojos y me dijo:

“Yo...es que... creo en el budismo”.

Le puse la cara del emoji de los ojos muy abiertos y mejillas rojitas. Mientras la veía crecer por

encima de los demás.

Sé que Jana entiende lo que mi mente caótica (o sea mi mente) le intenta trasmitir las muchas veces

que hablamos. Y me atrevo a que comuniquemos asuntos complejos, puesto que comprendo que su

cabeza y la mía están en conexión orgánica sintónica. Como dirían los seguidores de la filosofía

No-dual Vedanta Advaita, nosotras dos somos “no distintas”.

Y es que lo somos. No distintas.

Exactamente al contrario de lo que le pasa a Neo cuando, desde su realidad sosa y gris, entra en el

juego elegante y colorista de Matrix, nosotros salimos del juego cotidiano soso y gris y exploramos

la realidad brillante y luminosa.

Jana...“Estamos dentro”.

Quería infundirle tranquilidad. Si ya soy tranquilo y hablo lento pensé que tocaba estar más

tranquilo aún y hablar más lento todavía.

Quería que supiera que la mente es un órgano más, con unas funciones limitadas.

Quería que entendiera que lo que le pasaba respondía exactamente a eso, sin más.

Le intenté transmitir que había dado un enorme paso de lucidez. Había descubierto el pastel,...el

pastel envenenado del pensamiento único y sus mecanismos de manipulación de las mentes. Sin

asustar.

Le hablé de Daniel khaneman sin nombrarle.

Daniel Khaneman recibió el Premio Nobel de Economía 2002 por vincular aspectos de la psicología

y la economía, respecto al juicio humano y a la toma de decisiones bajo incertidumbre. Es muy

revelador, y reconciliador, saber que no es economista.

Daniel Khaneman ha escrito “Pensar rápido, pensar despacio”.

Le conté a Jana que es posible su cerebro sea la actualización de los cerebros de los anfibios,

reptiles, mamíferos y primates, y que los estudiosos sugieren que nuestro cerebro es el resultado de

la superposición de los cerebros de todos ellos. El nuestro reúne la historia de los cerebros que

estuvieron antes. De tal modo que en nuestro interior disponemos de un cerebro reptiliano

responsable de los actos instintivos (sistema límbico) que usamos para pensar rápido. Y, a la vez,

que contamos con el neocórtex exclusivo de los primates, y muy desarrollado en los Homínidos,

que utilizamos para las reflexiones, para pensar despacio.

Hacer la comunión fue el resultado de pensar rápido.

La duda budista provenía de su pensar despacio.

Jana notó esa contradicción aparente.

No era tan grave el asunto.

No había traición ni tara en su percibir.

El modelo duro lo conoce, y potencia en exclusiva el pensar rápido. No soporta que manejemos

nuestro neocórtex. Si pensamos despacio simplemente nos escapamos de su intención interesada. Es

la clave que maneja la propaganda. Especialista en excitar el límbico reptiliano para provocar consumismo, o justificar la religión, los toros, la caza o el fútbol...

También le conté algo que me ayudó a comprender el funcionamiento de hombres y estrellas. Y que

Fred Spier desarrolla en su brillante “El lugar del hombre en el cosmos. La «Gran Historia» y el

futuro de la humanidad”.

Spier sugiere que a lo largo de la historia del universo y sus comunidades vivas, desde los

fenómenos cósmicos minerales hasta cualquiera de las manifestaciones de la vida, deben su

existencia a tres conceptos clave. Lo que él llama las circunstancias Goldilocks, el aumento de la

complejidad y la búsqueda de la eficiencia energética.

El nombre Goldilocks no es otra cosa que Ricitos de Oro. Ese cuento infantil británico en el que no

todos los platos de sopa, como las sillas o las camas de cada uno de los tres osos que viven en una

cabaña forestal, se adaptan a las necesidades de Ricitos de Oro. Resultaban inadecuados para la

niña por estar demasiado calientes, o altos o duros, respectivamente. Las circunstancias Goldilocks

fueron las que condicionaron a Ricitos a elegir la sopa, la silla y la cama del osito pequeño, el resto

simplemente no le posibilitaban ni alimentarse ni descansar.

Así, las circunstancias Goldilocks son aquellas, muy precisas, sin las que no puede darse un

fenómeno cualquiera que sea, desde el más elemental al más complejo.

El aumento de la complejidad ha sido el camino que ha elegido y transitado el cosmos y su

contenido en su historia. Esta complejidad se expresa como multiplicación de los sistemas de

relaciones e interconexiones, dependencias mutuas, colaboraciones y sinergias en todo escenario:

desde el de la física, la química, o la biología hasta el campo informacional.

Y respecto al uso de la energía, él autor asegura que la historia, desde el minuto cero, ha sido un

viaje en el que lo energéticamente ineficiente sencillamente ha desaparecido.

Así pues Spier apunta que a la larga no es viable fenómeno físico ni químico ni biológico (yo me

atrevo a decir que ni social) que

-escape a unas circunstancias concretas, inevitables e insustituibles de aparición,

-no puede generar simplicidad y

-no puede generar ineficiencia energética.

Postula, de este modo, todo un alegato en contra del modelo hegemónico imperante. En el que se

tiene sensación de progreso si se destruyen las condiciones elementales de la vida, se simplifican

desde ecosistemas enteros y agrosistemas hasta las mismas dietas alimentarias o se defienden

métodos de producción de energía como la nuclear que ni se pueden parar fácilmente ni tienen

posibilidad de reposición de daños.

Eso implica que cada una de nosotras como seres vivos y humanos no podremos dar continuidad a

esa Gran Historia si no estamos a la altura del primate (que los taxónomos llaman “superior”¡Ay!)

que somos, sencillamente por inviabilidad.

Hemos de ser conscientes de la responsabilidad que supone renunciar a nuestra corteza. Un

verdadero acto contrario a expresión de la complejidad, que como se ha visto el cosmos lleva

potenciando desde bastantes miles de millones de años.

Igual que no tenemos derecho a destruir nuestra casa común, porque no es nuestra, ni a lesionar los

derechos de los seres que nos rodean (o que nos habitan),...no tenemos derecho a despreciar el

neocórtex. Ni debemos admitir que nos sea devaluado. No es nuestro, es un producto

distinguidísimo de un cosmos ancestral.

Estoy convencida que acabará considerándose un delito ambiental no usar el neocórtex y serán

constitutivos de delito también tanto los intentos de terceros para que no sea utilizado, al igual que

la apología de su inactividad. Más aún, llegará un día en el que la legislación contemplará las

agresiones contra la herencia recibida del cosmos, incluida la genética (ambas recibidas a coste

cero).

Podría poner docenas de ejemplos de organismos, entidades y personalidades que basan sus

acciones en anular el uso del neocórtex. Empresas, entes religiosos,... políticos, periodistas, enseñantes,...

La propaganda es un error evolutivo puesto que ni aumenta la complejidad, ni la eficiencia

energética y pretende construir sucesivos castillos de naipes sin que se den las circunstancias

Goldilocks.

Si no se erradica nos regalará, ya lo está haciendo, un error de adaptación que será letal para

nuestras comunidades.

La situación de crisis ambiental y civilizatoria es una consecuencia directa del arrinconamiento del

uso del neocórtex.

La desatención de los otros dos conceptos que quedan de Spier (circunstancias Goldilocks y

eficiencia energética) harán de nosotros como especie, si no espabilamos, otro hermoso grupo fósil

como el de nuestros hermanos los Pteranodontes, simpáticos, pero muertos.

Y, como ciudadanos dóciles, somos destacados líderes en destruir las condiciones básicas de la vida

(incluida la nuestra) y somos especialistas en disipar enormes cantidades de energía...para no

generar nada a cambio.

¡Un poquito de neocórtex, por favor.! ¡Estemos a la altura de lo que somos!.

Querida Jana. Sigue así. Enséñanos a dudar.

No permitas que nos arrebaten nuestra condición humana.

Si lo consiguen harán de tí una consumidora diligente que basará su vida en hacerse simple y en

despilfarrar energía. Todo disfrazado de fe en el bienestar, fe en la calidad de vida, la tecnología y la

modernidad.

Haz bien de humana. Podrías hacer bien de reptil, pero esa misión les corresponde a otros

extraordinarios seres.

Pero qué te voy a contar a tí, si después de haber sido ocupada una quinta parte de tu vida por la

catequesis católica, tú solita le has dejado al budismo que se cuele por las grietas del traje que te han

ceñido los ninguneadores del neocórtex. Han fallado. Te salvaste.

Jana, eres la elegida...“Estamos dentro”.

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