Opinión · El azar y la necesidad
¿Han consensuado Mas y Rajoy la consulta del 9N?
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El nuevo escenario surgido a partir de la convocatoria de Artur Mas de una nueva consulta sin censo crea un curioso campo de juego en el que, aparentemente, todos ganan y nadie pierde. Es lo que los economistas llaman una eficiencia de Pareto, en la que no hay otra combinación estratégica que incremente la ganancia de uno de los jugadores sin hundir las del otro. Rajoy puede permitirse el lujo de que se celebre la consulta, no va en ello su prestigio porqué podrá declarar con razón que no se trata de una consulta legal con garantías. Artur Mas, por su lado, podrá afirmar que ha realizado la consulta, poniendo las urnas y los votos, a pesar de las dificultades y trabas del gobierno central. La pregunta que surge es cómo se ha llegado a este punto de equilibrio tan complejo y tan frágil. La respuesta genera, a mi modo de ver, muchas suspicacias. Artur Mas ha sacrificado la unidad de los partidos que apoyaban la consulta para conseguir realizar una jornada más de reivindicación ciudadana, se ha enfrentado a Òmnium cultural y la Assemblea, y tiene un complejo proceso de aprobación de los presupuestos del 2015 por delante. Con este panorama, y conociendo el carácter pragmático del presidente, no creo que su propuesta de consulta alternativa la haya realizado a la brava, saltando al vacío, sin tener garantías del gobierno central. Por mucho que parezca descabellado, hay algunas pruebas que podrían avalar un mínimo entendimiento previo con el estado, con Mariano Rajoy. Una de las pruebas es el silencio clamoroso de los últimos dos meses de los poderes fácticos catalanes, Foment del Treball, el Círculo de Economía, las empresas catalanas del Íbex, otrora tan críticos con la apuesta soberanista de Mas. La otra es el silencio del gobierno central que, de momento, no parece excesivamente combativo contra la nueva consulta participativa. Con este equilibrio en el juego, con este punto óptimo de Pareto, se llegaría al día siguiente de la consulta, el 10 de noviembre con un panorama nuevo. El gobierno de Rajoy ya ha afirmado por activa y por pasiva que antes del 9 de noviembre no piensa negociar. Si la consulta participativa es un éxito, y todo parece indicar que lo será, el gobierno de Mas podrá tener una baza importante en esa negociación, y cargarse de razones para silenciar a los que le demandan un adelanto de las elecciones. Artur Mas necesita tiempo para refundar Convergència antes de una consulta electoral, para formar el que se ha venido a llamar el partido del presidente, un partido que, sin duda, pedirá la independencia, sin que eso acongoje al gobierno central, porqué sabrán de buena tinta que ese nuevo partido independentista no tendrá intención de proclamarla.
Tal vez esta teoría de la conspiración entre Mas y Rajoy sea tan solo un delirio paranoico y es posible que nada haya sido pactado, y que la buena disposición actual de las fichas en el tablero del juego entre el Estado y Catalunya sea fruto del caos y la improvisación, tan propias del carácter peninsular. Pero a mi me corroe la duda, porqué creo que el caos y el azar no pueden dejar las fichas tan bien dispuestas en el tablero, eso va claramente en contra el segundo principio de la termodinámica.
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