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Opinión ·

Unos secuestros que tienen muy poco de ideológicos

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Carlos Enrique Bayo

Washington considera que el Sahel es el nuevo escenario de la ?guerra contra el terror? de Al Qaeda y por ello dedic? el a?o pasado m?s de 100 millones de d?lares en reforzar los ej?rcitos y los servicios secretos de diez pa?ses de la zona. Pero la realidad es que esa inmensa extensi?n des?rtica (el norte de Mal? es mucho mayor que Espa?a y s?lo cuenta con un mill?n de habitantes) tiene muy poco que ver con los reductos monta?osos de Tora Bora o el fanatismo integrista de Wazirist?n.

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Pese a la tremenda pobreza que padece, la regi?n nunca fue terreno f?rtil para el extremismo religioso que alimenta el islamismo, sino que se ha ce?ido a la moderada rama suf? del islam. Incluso hoy, cuando crece el fundamentalismo, la mayor?a de la poblaci?n condena la violencia yihadista, y hasta el Pent?gono reconoce que ni llega a la zona financiaci?n de Al Qaeda, ni desde all? se env?an fondos para los talibanes.

Todo indica que los secuestradores de occidentales son meras bandas armadas irregulares que usan s?mbolos y proclamas salafistas para justificar una actividad de puro bandolerismo, que fructifica en el ca?tico abandono de las remotas fronteras que siempre prosperaron en el contrabando, el tr?fico de drogas y el crimen organizado. Por eso, los que capturan rehenes suelen acabar conform?ndose con el rescate en efectivo, olvid?ndose en cuanto cobran de sus habituales demandas iniciales de liberaci?n de terroristas presos en Argelia o de retirada de las tropas extranjeras de Afganist?n.

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Las tribus del Sahel ya sufren demasiadas penurias como para guiarse por ideolog?as.

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