Opinión · Tierra de nadie
El humor británico de Errejón
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Los partidarios de Iñigo Errejón no se cansan de enumerar las incontables cualidades que le caracterizan. Infatigable lector y apasionado de la naturaleza, el yerno perfecto es brillante e inteligente y posee una notable oratoria. Sin embargo, nadie parece haber reparado en otro de los atributos que le adornan: un finísimo sentido del humor que algunos tomarían por británico porque te sitúa en esa delgada línea en donde es difícil distinguir la broma de lo serio.
Por medio de uno de sus colaboradores, el líder de Más País ha venido a contarnos el chiste del año. Está recogido en uno de los pocos textos que ha producido hasta la fecha el partido, en concreto en las normas que regirán el chat de Telegram que se ha creado esta semana para facilitar el contacto entre militantes y simpatizantes y que, según se explica, aspira a constituir un grupo “cooperativo, amable y respetuoso con las trayectorias personales y colectivas”.
No, el chiste no está ahí ni en la purga que, ante la avalancha de suscriptores, los administradores de la cuenta vienen realizando para impedir que se les cuele al descuido Pablo Echenique, deseoso de aprender cómo se organiza un partido por si en el futuro tiene otra oportunidad de intentarlo. Ni siquiera está en la obsesión por evitar que entre los llamados al debate figuren representantes de la prensa canalla, a los que se supone que no les mueve la militancia sino su irrefrenable deseo de husmear en lo ajeno con aviesas intenciones.
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El chiste se encuentra en uno de sus primeros avisos a navegantes, que reza de la siguiente manera: se recuerda al distinguido público “la voluntad de Mas País de superar la dinámica de corrientes que tanto daño ha hecho”. Por si no se ha entendido bien se repite un poco más adelante: “No se admite política de corriente en este chat”. ¿Que no se ve la gracia? Esperen a la explicación. El errejonismo, transformado en partido, dice ahora que las corrientes son muy nocivas para el funcionamiento de los partidos. Para partirse, oiga.
Inevitablemente, viene a la memoria aquella epístola de Pablo Iglesias en la que, antes de deja caer la guillotina sobre el errejonista Sergio Pascual, hasta entonces secretario de Organización de Podemos, dibujaba a Podemos de manera muy bucólica como una marea de voces plurales donde no cabían ni corrientes ni facciones que compitieran por el control de los aparatos y convirtieran sus órganos en campos de batalla. Pues bien, Errejón, al que en aquel momento se castigó al destierro, ha debido de aprender la lección. Para que luego digan que le letra con sangre no entra.
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El chiste de las corrientes viene a ser una adaptación de una célebre frase de Groucho Marx, que ya dejó dicho que “nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo”. Por razones obvias, la cita se ha modificado hasta quedar más o menos así: “Nunca admitiré en mi club a un socio como yo”. Lo dicho, humor del fino, casi británico.
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