Opinión · Otra economía
El discurso tramposo de la sostenibilidad de las finanzas públicas
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Fernando Luengo
Economista y miembro del círculo de Chamberí de Podemos
Twitter: @fluengoe
Blog Otra Economía: https://fernandoluengo.wordpress.com
Se nos ha vendido la idea -comprada, desgraciadamente por una parte importante de la izquierda- de que la reducción de los niveles de deuda y déficit es la quintaesencia de una buena práctica económica, puro sentido común.
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A fallback.
Apelando a la "sostenibilidad de las finanzas públicas", Bruselas y los gobiernos han llevado a cabo políticas de reducción del gasto público social y productivo, y de aumento de la carga fiscal soportada por las clases populares. En realidad, detrás de estas políticas simplemente hay una estrategia, ejecutada con mano de hierro por las elites económicas y políticas, destinada a socializar los costes de la crisis, cosa que han hecho, y a extraer renta y riqueza de la población, asunto en el que se están empleando a fondo.
La izquierda que quiera cambiar de verdad el status quo actual no puede aceptar ese principio de la "sostenibilidad", supuestamente incuestionable, pero en realidad profundamente ideológico y con una evidente carga política , en beneficio de los de arriba.
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Lo cierto es que el verdadero factor de insostenibilidad se encuentra en una economía financiarizada que no ha dejado de ganar importancia -superando con creces los niveles de precrisis-, en el apetito por el riesgo que está en el origen de buena parte de los movimientos transfronterizos de capital, en el inquietante aumento en el número de empresas privadas "zombies" cargadas de deuda, en el avance de la concentración empresarial que alumbra un panorama cada vez más oligárquico, en el cambio climático del que son responsables principalmente las corporaciones privadas cuyo modelo de negocio se basa en quemar combustibles fósiles... y así un largo etcétera. Mirando en esa dirección encontraremos algunas de las claves más importantes, más profundas, de la problemática presupuestaria.
Pero sólo se quiere hablar de la (supuesta) insostenibilidad de las finanzas públicas.... ¡gran derrota de las izquierdas en la disputa por el relato! En todo caso, si queremos abordar este tema con rigor, lejos de los planteamientos tramposos e interesados de los poderosos y de los políticos que los legitiman en las instituciones, tenemos que poner sobre la mesa las necesidades de las mayorías sociales, la irrenunciable defensa de la igualdad y de la vida del planeta, la decencia y la democracia. Estos y no otros tienen que ser los objetivos de una buena política económica. Y para avanzar en esa dirección -lo cual supone un giro radical de la actual hoja de ruta que nos lleva directamente al abismo- hay que hablar de redistribuir, de reparto, de justicia social. Hablar y actuar, por supuesto.
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Todo lo que no sea esto es una cortina de humo que confunde a la gente y oculta los verdaderos intereses en liza. Sólo desde esta perspectiva cabe encarar el debate sobre la configuración de los ingresos y los gastos de las administraciones publicas.
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