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Opinión · El grito en el suelo

Vaya semana

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Kilómetro cero en llamas:

ni tan despolitizados

ni perroflautas drogados

como el Tea Party los llama.

Sin líderes ni programa

no tienen otro pecado

que el venial de haber tardado.

Aquí no se canta un gol,

viva la Puerta del Sol

insomne contra el mercado.

Ni la falla estructural

ni la fuerza del destino

convierten el agua en vino

ni el más bien en menos mal.

El cielo municipal

cae sobre el pobre vecino

que maldice al adivino

del futurible imperfecto;

que paguen los arquitectos

el terremoto lorquino.

El caso es que Mitterrand,

el bígamo presidente,

representaba a la gente

con más grandeur que Strauss-Kahn.

Unos vienen y otros van

breando al contribuyente

con ajustes indecentes;

ni inquisición ni incensario

pero el fondo monetario

poco tiene de inocente.

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