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Opinión · El grito en el suelo

Idus de marzo

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El adelanto de las elecciones

seduce más a tirios que a troyanos,

cuando palacio crispa al ciudadano

sano es abrir temprano los melones.

Con sus ediles, sus diputaciones

y sus autonomías en otras manos,

no traerá más turistas el verano

ni los idus de marzo soluciones.

La Francia de Voltaire se va tiñendo

de Le Pen con coturnos sarkozies

y el bunga bunga pierde referendos.

Los puntos abandonan a las íes,

¿A quién votar con la que está cayendo?

¿A Cayo? ¿A Rubalcaba? ¿A Rosa Díez?

Poner en verso este presente impuro

tan prosaico que apesta a basurero

es dibujar un ruedo sin torero

y un burel bravucón triste y oscuro.

Pepero, izquierdo unido, extremoduro,

pinza del bellotal, terco avispero,

que, ahíto del talante Zapatero,

pinta de azul gaviota mi futuro.

Arrecia el vendaval del desengaño,

cotiza más la mierda que el decoro,

vierte Botín vinagre en las heridas.

Si seguimos así en un par de años,

las cosas que desprecio y las que añoro

serán obligatorias o prohibidas.

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