Muertitos y corralitos

1. Muertitos

El narcoestado azteca contamina

como un cafarnaún bien engrasado,

celebra, calaveras y catrinas,

cada uno de noviembre a sus finados.

Enjabelga burdeles y cantinas,

engringa catafalcos desnortados,

y, se levanta, sobre las ruinas,

otro Tenochtitlán endomingado.

La muerte vive aquí, como si nada

ni nadie, entre el impune desatino,

quisiera ensangrentar la madrugada.

Porque el gobierno es ágrafo y mezquino,

porque la almohada está soliviantada,

porque el fuego es un luego sin destino.

2. Corralitos

Cada telediario, en estos días

de ajustes, bancarrotas y miseria,

es el tren de la bruja de la feria

y el miedo al corralito ¡qué agonía!

¡Milagro! Sigo vivo todavía

y, si la plusvalía rompe arterias,

mejor quemar las naves de la histeria

que emborracharse de melancolía.

Si en Babilonia, Grecia, Marte, Francia,

los principios no sirven ni de adorno

bienvenido el cinismo y la ignorancia.

A la hora del Titanic y el soborno

la integridad no tiene más sustancia

que el argumento de una peli porno.