Opinión · Comiendo Tierra
¿Y si de verdad esto es más complicado que lo que nos están contando?
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Desayunando con catedráticos magdalenas y soluciones fáciles a los problemas de España
Pude discutir en la UNED con destacados catedráticos de filosofía y sociología acerca de las perspectivas de España. Me quedé bastante sorprendido porque insistían -y algún medio insiste- en que los problemas de España se solventarían con una mejor voluntad de las partes. La ausencia de gobierno era -rezaba una de las conclusiones-, por culpa de machos alfa, por falta de química, por desconfianzas, por el talante de los negociadores… Pobre Marx, sustituido por explicaciones que recuerdan a aquella que daba cuenta de la revolución francesa porque Maria Antonieta había sido grosera con su peluquera. ¿Lo individual vence invariablemente las estructuras?
Así se escribía antes la historia, porque la historia la hacían los héroes, no los pueblos ni la economía, la religión o las razas. Es sencillo decir que los problemas de la investidura tienen que ver con desencuentros personales, porque nos brinda de paso despreciar a todos los políticos por igual y hacer como las palomas, que cagan para sentirse más ligeras cuando alzan el vuelo. Es muy de la vieja academia, que cuanto más desprecia a los políticos más crece en su púlpito (y mira que los políticos merecen desprecio…). Siempre hay una explicación sencilla para un problema complejo, pero es mentira.
Ahora resulta que los problemas del capitalismo, incluido el calentamiento global, son una cuestión de talante ¿por qué lleva el capital siglos matando, mintiendo, encarcelando y controlando escuelas, medios e iglesias? Los de Bankia van a la cárcel porque mintieron con la intención de robarle el dinero a la gente. Y la CEOE es más sincera cuando dice que quiere nuevas elecciones y no quiere gobierno de coalición. Claro. Otra pregunta es más complicada: ¿por qué les obedece el PSOE?
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La izquierda que no se atreve (o de olvidarse de los de abajo)
El PSOE ha podido gobernar porque se dirige a ese espectro de la izquierda española que entiende perfectamente cuando tu jefe te dice “no vayas más lejos”. Ese pueblo asustado por tantos golpes desde 1939 y al que hoy le siguen asustando para que piensen que si piden demasiado, igual se rompe todo y lo pierden. Es el argumento que ha tenido maniatados a los pensionistas como voto cautivo durante estos 40 años. Es el argumento para tener monarquía y no república.
Si miramos hacia atrás veremos que ha sido el PSOE, más que la derecha, quien ha puesto los argumentos que metían miedo ante cualquier fuerza política que apostara por los de abajo. ¡No subas el salario mínimo! ¡No subas las pensiones! ¡No hagas gratuitas las tasas universitarias! ¡No frenes las emisiones de CO2! ¡No es momento para la memoria histórica! El PSOE, como la socialdemocracia europea, es el poquito de igualdad, de justicia, de libertad que permite el poder a los que trata como súbditos. En tiempos de crisis, el PSOE, igual que el PP, se ponen de acuerdo en reformar la Constitución, en las reformas laborales, en las leyes mordaza, en salvar el trasero real del emérito o en nombrar a la Presidenta de la Comisión Europea. Franco dijo que con la elección del Rey Juan Carlos como su sustituto a título de Rey en 1969 lo dejaba todo atado y bien atado. Pero como no se fiaba del todo, justo antes de morirse fusiló a otros cinco españoles. Para que entráramos con miedo en la democracia. Y ese es el principal argumento del PSOE.
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Ay si Pedro Sánchez tuviera un proyecto de país…
Pedro Sánchez no tiene un proyecto de país: su único objetivo es gobernar. Y quiere reducir cualquier inconveniente. Como carece de ideología coherente, da bandazos. En la oposición o en campaña electoral, sabía que un discurso de izquierda le resultaba rentable. Así ganó las primarias y sacó 123 escaños en las elecciones. Pero a la hora de formar gobierno, la estabilidad, en ausencia de movilización social, se la otorga el pacto con Ciudadanos o el PP porque es lo que quiere el poder económico, la monarquía y la mayoría neoliberal de la Unión Europea. Además, así se libera de los ataques beligerantes y guerracivilistas de la derecha por pactar con Unidas Podemos. Incluidos los medios de comunicación, que ya han virado de manera igualmente virulenta hacia el bipartidismo. Sin cambiar las cosas la vida es más tranquila.
El problema en España sigue siendo el mismo que arrastramos desde la Restauración Canovista. De allí salió un sistema basado en la monarquía, el bipartidismo, el centralismo y un capitalismo cortesano y poco competitivo. Cualquier impugnación a esa élite del poder, se ha zanja desde entonces con soluciones ilegales, inconstitucionales, ilegítimas o extremas. En 1923 fue la dictadura de Primo de Rivera. En 1936 fue el golpe de Estado cuyo fracaso condujo a la guerra. En 1981, el golpe del 23F. A finales de los noventa, la campaña en la prensa contra Anguita e Izquierda Unida que condujeron al pacto del PSOE con la CiU de Pujol en 1993 (cuando pudo haber un gobierno de IU y PSOE). En 2016, con la policía política, organizada por el PP y que tiene a Villarejo en la cárcel, que atacó la reputación de Podemos (recordemos que entre Podemos e Izquierda Unida se alcanzaron los seis millones de votos, mientras que Sánchez gobernó con 5,7 millones de votos). El último intento extremo de frenar la entrada de fuerzas que representen a los de abajo se expresa con la escisión de Errejón (casi idéntica a la escisión de Nueva Izquierda de Izquierda Unida, grupo que terminaría en el PSOE en al año 2000) y la convocatoria de unas nuevas elecciones en noviembre de 2019 para forzar un gobierno del PSOE con Ciudadanos o el PP.
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Conclusión: las personas por supuesto que cuentan, pero lo definitivo es cómo te posiciones respecto del poder
Claro que las personalidades cuentan en política. El control absoluto del PSOE por parte de Pedro Sánchez y sus complejos con Iglesias (que le llevaron al hecho insólito del veto) dificultaron los acuerdos. Y también está pendiente que Podemos afine sus herramientas que le hagan un verdadero partido-movimiento (aunque Podemos consultó a sus bases, cosa que Sánchez, pese a haberlo prometido, nunca lo hizo). Pero no nos engañemos. El PSOE nunca quiso un gobierno de coalición. Porque estamos hablando de romper el esquema histórico de poder en España, que ahora se superpone a la propuesta neoliberal de Europa, para la cual es funcional el esquema bipartidista y el papel del Rey como tapón del régimen. El PSOE sólo aceptará que entren fuerzas a su izquierda y abajo cuando no tenga más remedio. Es decir, cuando la presión de la calle y los votos lo hagan inevitable. Porque de no ser así, el lugar que le corresponde a la socialdemocracia española, al igual que en el resto de Europa, es un acuerdo con la derecha que termine por desmantelar el estado social nacido de la derrota de los fascismos después de la Segunda Guerra Mundial. Por eso han votado juntos a Ursula von der Layen como Presidenta de la Comisión Europea. Y los dos forman parte del mismo sistema que dirige la CEOE y justifican los medios de comunicación que andan gritando el regreso al bipartidismo.
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