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Diclofenaco, el asesino silencioso del buitre
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El diclofenaco se ha convertido en uno de los grandes enemigos de nuestras aves, en especial de las carroñeras. Se trata de un antiinflamatorio de uso veterinario para el ganado que, cuando éste muere y las aves consumen su carne, se intoxican mortalmente.
De uso habitual en Asia para paliar dolencias en las vacas, en especial en India, Nepal o Pakistán, entre otros, provocó estragos en la población de buitres, acabando con la vida de millones de ellos. A pesar de estos antecendentes, el medicamento llegó a Europa y España con la férrea oposición de organizaciones como SEO/BirdLife, que lleva años luchando contra ello.
Desde marzo de 2013 y ante la indiferencia de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) se vienen utilizando en España dos medicamentos para bovino y porcino que contienen diclofenaco. Y ello a pesar de que el propio fabricante de esta sustancia -Fatro Ibérica- ha admitido públicamente en alguna ocasión que existe "riesgo por consumo de diclofenaco en cadáveres para los buitres”.
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Algo de extrema gravedad considerando que España cuentan con el 94% de la población europea de buitre leonado, con el 82% de la de alimoches, el 98% de la de buitre negro (foto superior, de Juan Bécares SEOBirdLife) o el 66% de la de quebrantahuesos.
Según exponen desde SEO/BirdLife, "aunque sólo un 1% de las carroñas disponibles estuvieran contaminadas con diclofenaco, se repetiría la hecatombe que ocurrió en Asia".
El papel de los buitres
Los buitres son mucho más importantes para el equilibrio ecológico de lo que pudiera parecer en principio. Su consumo de alrededor de 10.000 toneladas de carroñas en España, no sólo impiden la diseminación de enfermedades contagiosas, sino que contribuyen a reducir los costes medioambientales derivados de la gestión de todos esos cadáveres (recogida, transporte, incineración... cerca de 193.000 toneladas de CO2 en todo el proceso).
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La situación actual en la Unión Europea (UE) pasa por que sea cada país el que establezca sus propios planes de acción para controlar el uso de este antiinflamatorio, que también es de extraordinaria toxicidad para el águila imperial ibérica, por ejemplo. Lo paradójico e indignante del asunto es que existen productos sustitutivos suficientes para que no fuera necesaria la utilización del diclofenaco.
Dicho de otro modo, lo lógico sería la retirada del mercado de estos antiinflamatorios, más aún considerando que son muchos los millones de euros invertidos en la conservación de los buitres -entre 2008 y 2012 10,7 millones de euros- para que por un asunto tan burdo se tiren por la cloaca estos esfuerzos.
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SEO/BirdLife lidera la cruzada en nuestro país y el sábado pasado, con motivo del Día Internacional de los Buitres, reclamó una vez más la prohibición de esta sustancia. Tal y como recordaba Jorge Fernández Orueta, técnico del Área de Conservación de SEO/BirdLife, "durante la celebración del XXII Congreso Español de Ornitología, organizado por SEO/BirdLife en Madrid a finales de 2014, se emitió una conclusión apoyada por 300 expertos en la que instaba a las autoridades a poner fuera de circulación el diclofenaco”.
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