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La falta de chips lastra el 5G

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A principios del año pasado, cuando ni siquiera habíamos oído hablar de la pandemia, los principales analistas del mercado preveían que 2022 sería el gran año de los teléfonos móviles 5G, aumentando las ventas un 43%. Eran muy buenas noticias considerando que el mercado general de los smartphones se estrelló en 2019 con una caída del 2%, mientras que para 2020, las previsiones entonces apuntaban a un crecimiento raquítico del 1,7%. Pues bien, estas estimaciones se han ido al traste: sí, seguramente lo han adivinado: el desabastecimiento de chips está detrás de todo.

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A fallback.

Para que el despliegue del 5G sea una realidad, es preciso que existan dispositivos capaces de conectarse a estas nuevas redes, algo que no puede suceder sin los chipsets. Según CCS Insight, este año las conexiones a redes 5G en todo el mundo han gozado de buena salud, casi triplicándose hasta los 637 millones con Corea del Sur en punta de lanza, esperando terminar 2021 con 5G en el 30% de sus conexiones móviles.

Según la firma Analysys Mason, a pesar de que las operadoras seguirán extendiendo el despliegue de sus redes 5G –muy especialmente en Europa Occidental, Norteamérica, China y otros mercados avanzados de Asia-, el número de usuarios de las mismas no crecerá al mismo ritmo por una falta de terminales. El batacazo en el suministro, según sus previsiones, se ha producido en el último semestre de este año y continuará durante, al menos, los primeros seis meses de 2022, lo que provocará que se vendan alrededor de 105 millones de smartphones 5G menos respecto a lo que inicialmente se había pronosticado. Las proyecciones de venta mundial de teléfonos 5G este año rondan los 560 millones de unidades, según CC Insight. En consecuencia, este mismo analista considera que, en el mejor de los casos, no se espera llegar a que el 50% de las conexiones móviles sean 5G hasta 2024, aunque para 2025 podrían ya alcanzar los 3.600 millones de conexiones.

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Por esto motivo, Analysys Mason prevé que, aunque se van a anunciar muchos proyectos pilotos y nuevos servicios comerciales en 2022, se van a lanzar muy pocos realmente. Las operadoras estarían mirando más al mundo empresarial que al usuario residencial, concibiendo ofertas de servicios de baja latencia, por ejemplo, en sus redes privadas. De hecho, al menos el 75% de las nuevas redes privadas en 2022 serán 5G, frente al 31% de finales de 2020. Las aplicaciones empresariales están muy ligadas a tecnologías de realidad aumentada y virtual, así como a vídeo 4K Ultra DH por ejemplo, para supervisar el mantenimiento de plantas de producción en tiempo real.

Al mismo tiempo, otra de las tendencias de la que llevamos años escuchando hablar, como es el Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés), también se vería perjudicada por el desabastecimiento de chipsets. Las previsiones hablaban de que para 2025 hubiera más de 30.000 millones de conexiones IoT, lo que viene a suponer de media casi 4 dispositivos IoT por persona, que van desde vehículos conectados, a a las llamadas ciudades inteligentes (smart cities) o aplicaciones domóticas, entre otras.

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Sin embargo, la demanda esperada para 2021 de unos 20 millones de chipsets 5G para IoT no va a conseguir cubrirse, según un informe de IoT Analytics, lo que hará que este mercado se desplome un 9% en 2021, al tiempo que se disparan los precios. El lado positivo del asunto para algunos expertos es que, quizás, se estimule la innovación, tratando de reducir la cantidad de componentes físicos utilizados en este tipo de despliegue y, muy especialmente, volcándose con el software para que le arrebate funcionalidades al hardware.

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