Eclipse en el Vaticano

Los obispos están revueltos. Reunidos en Sínodo en el Vaticano están analizando el mundo, lo que ellos creen que es el mundo, claro. Y por lo que les oigo, tendrían mucha razón... si el mundo fuese tal como ellos creen que es. Aunque ese es un detalle para ellos sin importancia.

Nosotros, los laicos, hablamos de alianza de civilizaciones, de conciliar culturas diversas, de atemperar credos religiosos, y ellos insisten en que fuera de su Iglesia no hay salvación. Ni los divorciados, ni los homosexuales, ni los que votan a partidos que no condenan el aborto podrán contemplar a Dios. Vaya por Dios. (¿O vaya con Dios?)

El Papa se puso apocalíptico el día anterior al eclipse anular de sol. Dijo que la viña del Señor (nosotros somos sus sarmientos) ha sido “devastada por los jabalíes”, en clara alusión a los que anteponemos las certezas a las creencias, la ciencia a la fe. En siglos pasados la industria de dios utilizaba los eclipses como avisos celestiales de futuras catástrofes. Y acojonaban a la clientela ignorante. Anteayer, por fortuna, la gente miraba con gafas especiales al cielo para confirmar las previsiones científicas, no para buscar señales divinas.

Vamos avanzando. Tranquilos, el eclipse se ha despejado. Solo permanece suspendido sobre la ciudad del Vaticano.