Opinión · Otras miradas
Demasiados fumadores; maltratadores ya tal
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Federico Herrera
Jefe de laboratorio de estructura y dinámica celular. Instituto de Tecnología Química e Biológica (ITQB-NOVA)
Se ha publicado recientemente en la revista The Lancet un estudio muy ambicioso y extensivo sobre un gran número de indicadores de salud, violencia y mortalidad en relación a los objetivos de desarrollo sostenible que se plantearon en la ONU para 2030. El estudio fue financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates, y ha contado con la colaboración de más de 2500 expertos de 135 países. Esta impresionante iniciativa pretende establecer una forma objetiva de evaluar los progresos de cada país a lo largo del tiempo, con el fin de determinar si se están adoptando las medidas necesarias para alcanzar dichos objetivos, y en dónde se debe poner el énfasis de las políticas sociales y de salud pública.
El estudio es tan interesante como voluminoso. No es por eso de extrañar que las reseñas periodísticas, concisas pero objetivas, aludieran principalmente a los rankings generales por país y a aquellos parámetros en los que España debe mejorar. España presentó un patrón prácticamente idéntico a la mayor parte de los países de altos ingresos. Esto es, buena cobertura sanitaria, poca violencia y pocas muertes por desastres naturales o accidentes laborales; pero suspensos o aprobados raspados en prevención del alcoholismo (10/100), del tabaquismo (25/100), de la obesidad infantil (36/100), de nuevas infecciones por VIH (51/100) y de abusos infantiles (49/100).
Por azar o por necesidad han empezado a aparecer en la prensa española y portuguesa varias reseñas de entidades independientes reforzando los diversos aspectos que toca este artículo, y que es importante que tengamos presentes. Acordémonos de los abusos infantiles no sólo cuando un cura diga que van provocando. La cobertura mediática hace énfasis en secuestros, morbosas violaciones y asesinatos por parte de desconocidos, pedófilos y psicópatas, pero estos son muchísimo menos frecuentes que los abusos procedentes del propio entorno del niño. Estos suelen ser silenciosos, rara vez se denuncian, y ciertamente no se les da suficiente cobertura social y legal. Acordémonos de las malas notas sobre el HIV cada día que pase sin que veamos en los medios de comunicación campañas tan ambiciosas y pedagógicas como la de “Póntelo. Pónselo”(sobre uso de preservativos) o la de “Si Da, No Da” (sobre transmisión del SIDA), tan criticadas por la derecha de aquel entonces. Acordémonos también de nuestros problemas de alcohol cuando nuestros ministros participen en carreras organizadas por la industria cervecera.
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Pero yo hoy quiero incidir en dos asuntos que, a mi parecer, no han sido destacados apropiadamente. El primero es que España ha sacado la máxima nota en el apartado de “Violencia por parte de la pareja” (100/100) [1], a pesar de que mueren entre 50 y 100 mujeres y niños al año a mano de sus maridos desde hace más de una década, sin que el número tenga aires de disminuir, y sabiendo que el número de denuncias por violencia machista -más de un millón en los últimos 15 años- es sólo la punta del iceberg. ¿Qué se necesita para sacar mala nota en este apartado? ¿Ablación de clítoris sistemática? Pues casi. Los países donde existe una prevalencia de mutilación genital femenina[2] superior al 70%[3] y sus respectivas notas fueron: Sudan (0), Somalia (3), Etiopia (9), Eritrea (16), Mali (20), Djibuti (25), Guinea (27), Sierra Leona (28), Egipto (39), Burkina Faso (43), Mauritania (43) y Gambia (51) (¡aprobado!). En Nigeria, donde la prevalencia de mutilación es del 30%, la nota llega a un respetable 59/100. El problema principal es que, de acuerdo con este índice, en España (y la mayoría de países desarrollados) no hay problema, así que la violencia machista puede dejar de ser una prioridad para unos políticos pendientes y dependientes de los rankings.
No tenemos los mismos escrúpulos con los pobres fumadores. Cuando a principios de los 90 mis padres hicieron la campaña contra el tabaco en colaboración con la Consejería de Sanidad (Asturias) –precioso libro que no encontrarán ni en internet ni en parte alguna, porque para qué reeditar- la Organización Mundial de la Salud recomendaba encarecidamente que se hicieran campañas en positivo, informativas pero reforzando las ventajas de dejar de fumar frente a las consecuencias de no dejarlo. Desde 2000-2003, alguien decidió que eso no era suficiente, y hoy parece que cualquier cosa vale con tal de aislar y meter miedo a los fumadores. Es cierto que tras las agresivas campañas y prohibiciones se ha registrado una disminución significativa del número de fumadores (del 32% en los 90 al 24-29% en la segunda década de los 2000, dependiendo de las cifras que se consulten) y que los espacios públicos se han visto libres de humos (lo cual se agradece). Pero está por ver si finalmente consiguen erradicar el tabaquismo por la vía del miedo, y espero con curiosidad las consecuencias de pulsar continuamente este tipo de teclas, en vez de recurrir a la paciencia, la tolerancia y la pedagogía. También tengo una curiosidad morbosa por saber cómo piensan mejorar la nota, si ya prácticamente no queda más sitio en las cajetillas y las imágenes difícilmente pueden ser más horrorosas; si las “peceras” de los aeropuertos apenas pueden ser más pequeñas, humillantes e insalubres; si ya todos sabemos la terrible carga que los fumadores nos causan al bolsillo y a la propia salud (pero pedir cuentas a Volkswagen ya tal); y si a los fumadores crónicos ya se les considera con frecuencia pacientes de segunda en las listas de trasplantes.
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Seguro que alguna cosa se nos ocurrirá hasta el 2030. Para los fumadores, quiero decir. Para los maltratadores no, que en eso España va bien.
NOTAS
[1] La “Violencia por parte de la pareja” fue evaluada como violencia física o sexual sufrida por mujeres mayores de 15 años (normalizada por edad) por parte de su pareja durante los últimos 12 meses, y luego normalizada para hacer un ranking de 0-100. Pero es el único parámetro analizado dentro del objetivo de “eliminar todo tipo de violencia contra mujeres y niñas” para 2030.
[2] Soy consciente de que la mutilación genital femenina no tiene porqué ser realizada por orden de la pareja y se suele ejecutar en edades tempranas, así que no fue considerada para este ranking. Sin embargo, creo que da una buena idea del status de la mujer en aquellas sociedades y desde mi punto de vista debería entrar dentro del objetivo “eliminar todo tipo de violencia contra mujeres y niñas”.
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[3] Prevalencia es el porcentaje de mujeres entre 15 y 49 años que han sido mutiladas. Datos de UNICEF de 2013: https://en.wikipedia.org/wiki/Prevalence_of_female_genital_mutilation_by_country
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